Los silencios..., los silencios de mi padre fueron los que más ruidos incomprensibles produjeron en mí, sacudiéndome, como indagando tantas cosas sin respuestas que no me quiso decir, lo he pensado, seguramente para no entristecerme, por todo cuanto debieron soportar en el pueblito, cuando se le apagó la vida a mi madre enferma, y en un viaje sin retorno se fue, sufriendo, sumida en el dolor, con la indiferencia y el olvido de muchos, por miedo, o qué sé yo...
...
Tengo muy firme una certeza, el dolor de los demás, es lo que más me duele. Y si todavía se trata de los míos, más me duelen y no hay paz en mi si a ellos los perturba el dolor.
Comparto que "para escribir hay que sufrir..."
Ser un escritor comprometido, pasa irremediablemente, por sentir en el alma las venas abiertas de los que sufren. Y si lo soportan en silencio, más me duele.
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