..., en la mente sin treguas de Adriano Dalmás se entretejían muchas historias, pero él no se perturbaba por ello, acostumbrado al intenso trajín al que la sometía, ni tampoco se turbaba por la densa tormenta que vestía de gris a Punta del Este.
Por detrás de la Isla Gorriti, esa adormecida ballena vestida con su ropaje de algas que duerme su larga siesta como centinela cansada, el cielo se oscurecía en un amenazante violeta...
Sus seres queridos nunca estaban ausentes de los vehementes hilos conductores por los que transitaban sus pensamientos, siempre preocupados en limar sus asperezas, sus imperfecciones y las aristas que pudieran lastimar al procesar sus intentos.
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