jueves, 27 de noviembre de 2014

Enciclopedismo inoperante...

Siempre me he sentido convocado por la sencillez, primordialmente porque así me lo dicta mi universo interior pero además, porque es donde encuentro a quienes más me importan y el lenguaje con el que se expresan los más, los del llano, que tantas veces no tienen tribunas donde expresar el martirio de los olvidos con el son castigados injustamente, y estafados, fatalmente...
 
Todo mi ser tiende a ellos. Mis pensamientos, mi obrar, cuanto digo y escribo esforzado en la dura tarea que ello implica, elevan los intentos de mis vuelos y toman distancia de aquellos que no hablan el idioma de los más, tantas veces por un enciclopedismo inoperante, inentendible e inalcanzable para quienes más convocan mi más encendidas preocupaciones.
 
La razón por la que hoy me ocupo de este tema, es porque hay gente que necesita exhibir las luminarias del un saber enciclopédico, abundar en citas y referencias de sus altos niveles intelectuales que no está mal que los hayan alcanzado y honestamente lo reconozco, pero no tienen en cuenta que lo refieren para núcleos selectos, y no para los más, para los que pueblan los llanos de los pueblos que también desde la sencillez y de su pobreza, están repletos de riquezas provenientes del dolor y el sufrimiento que valoro como una enciclopedia sin bibliotecas, lamentablemente silenciados, sin tribunas..., cuando son justamente los que abonan los costes más altos en la dura contienda del vivir.
 
Yo me aferro a un sentir diferente, y procuro expresarlo sencillamente con el idioma que me indica el amor y la compasión que me guían por los senderos comprometidos por los que he optado, también, porque percibo que así es como mi corazón regula mejor sus latidos, con más legítima y serena pasión, al permitirme sentir en el alma el dolor de los que más sufren las afrentas del desamparo...
 
Mi ser tiene prohibido los olvidos y el conformismo, también se aparta de la soberbia y por ello doy gracias, sintiendo que mi paso por la vida responde a cuanto me han dado y al vuelo que he procurado forjar y espero mantener mientras un suspiro permanezca en mí...
 


sábado, 15 de noviembre de 2014

MUCHAS PLAGAS NOS HOSTIGAN...

Muchas plagas nos hostigan "hiriendo la dignidad inviolable de la persona humana".

Esta dramática constatación multiplica mis rebeldías, y me impide silenciarme, y por ello hago mías las palabras del Santo Padre cuando hace meses pronunciaba que "no es cristiano y no es humano que una familia no tenga para comer porque tiene que pagar la hipoteca a los usureros..."

 Pero esa no es la única plaga que hiere la dignidad de tanta gente. Al mezquino e injusto castigo de la usura, se agregan otros virus contaminantes que van debilitando a los tejidos sociales amenazados también por la ciega codicia de quienes encaramados en sus tronos de poder, nos manipulan para hacernos cautivos del consumismo que nos envuelve, la corrupción con la que nos estafan, el descreimiento que siembran, las injusticias de una Justicia que no es igual para todos, los privilegios que atropellan nuestras esperanzas, las vidas inocentes que son arrasadas por quienes son convocados por los mercaderes de la muerte.

domingo, 2 de noviembre de 2014

UN NUDO ANCESTRAL...

Se trata de un tema profundamente doloroso que convoca la atención y la angustia de la gente sensible.
 
Un nudo ancestral fuertemente apretado de la naturaleza humana, por los odios, las intolerancias, las provocaciones, revanchas, fundamentalismos enceguecidos, la codicia desbocada, las guerras provocadas porque el armamentismo debe seguir colocando sus arsenales de muerte, conceptos estos que no pasan, ni siquiera rozan los senderos de la paz, el amor y la libertad.
 
No tienen esos valores quienes resuelven sus contiendas por caminos equivocados (y esas no son las únicas que hubo y hay sobre la faz de la tierra) por medio de insultantes formas de desprecio por la vida humana que sus violencias provocan con sus intereses creados y sus salvajismos, como en actos terroristas que explotan aquí y allá, actitudes desbocadas de la maldad, la fuerza y la sinrazón...
 
Lo de siempre, la constante de que son los inocentes los que más pagan con sus vidas por esas barbaries de los bárbaros, porque ellos se esconden, siempre se esconden quienes inducen o provocan los actos más siniestros como ocurre con todas las manifestaciones de la maldad instalada en este mundo mal encarado y despiadado.
 
Cuando no se responde a un código de vida con valores éticos, humanistas, sensibles, más repleto de amor y comprensión y no contagiado por las miserias, ocurren esos tormentos que nos llegan al alma.
 
Las vidas pueden estallar a diez mil metros de altura con un misil que las derribe o de modos diferentes donde se encuentre la gente inocente, pero las ideas no se matan, perduran para que airosas continúen la obra del amor, que es la única arma sin esquirlas que puede cambiar los destinos del mundo...