domingo, 2 de noviembre de 2014

UN NUDO ANCESTRAL...

Se trata de un tema profundamente doloroso que convoca la atención y la angustia de la gente sensible.
 
Un nudo ancestral fuertemente apretado de la naturaleza humana, por los odios, las intolerancias, las provocaciones, revanchas, fundamentalismos enceguecidos, la codicia desbocada, las guerras provocadas porque el armamentismo debe seguir colocando sus arsenales de muerte, conceptos estos que no pasan, ni siquiera rozan los senderos de la paz, el amor y la libertad.
 
No tienen esos valores quienes resuelven sus contiendas por caminos equivocados (y esas no son las únicas que hubo y hay sobre la faz de la tierra) por medio de insultantes formas de desprecio por la vida humana que sus violencias provocan con sus intereses creados y sus salvajismos, como en actos terroristas que explotan aquí y allá, actitudes desbocadas de la maldad, la fuerza y la sinrazón...
 
Lo de siempre, la constante de que son los inocentes los que más pagan con sus vidas por esas barbaries de los bárbaros, porque ellos se esconden, siempre se esconden quienes inducen o provocan los actos más siniestros como ocurre con todas las manifestaciones de la maldad instalada en este mundo mal encarado y despiadado.
 
Cuando no se responde a un código de vida con valores éticos, humanistas, sensibles, más repleto de amor y comprensión y no contagiado por las miserias, ocurren esos tormentos que nos llegan al alma.
 
Las vidas pueden estallar a diez mil metros de altura con un misil que las derribe o de modos diferentes donde se encuentre la gente inocente, pero las ideas no se matan, perduran para que airosas continúen la obra del amor, que es la única arma sin esquirlas que puede cambiar los destinos del mundo...


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