martes, 6 de diciembre de 2011

La fe, a la que me aferro...

Cuando más me miro hacia adentro, cuando más observo la realidad del hombre y del mundo, más crece en mí la fe, a la que me aferro con todas las fuerzas de mi ser.


Estoy convencido que somos parte de una verdad que nos subyace, y aunque no lo comprendamos cabalmente, o por más que nos empeñemos en negarla, ella nos utiliza a cada uno en todos los tiempos del hombre, como medios para que se cumplan los planes que tiene para nosotros, materializándose así nuestra predestinación...


No obstante, nos ofrece la enorme fortuna de ser libres y por ello, para bien o para mal, nos deja actuar. No perdamos la oportunidad de cumplir con y para el rol superior para el que se nos ha dado la vida.


En nosotros está merecer el destino que le pueda caber a nuestra existencia, recibiendo los espacios luminosos de la gloria, o las sombras turbulentas al negarnos al rol superior al que solemos dar la espalda con atrevida soberbia...