lunes, 31 de agosto de 2009

¡Qué misterios envuelven los sueños...!

De: "Mercaderes en el templo..."

-Qué misterios envuelven los sueños y cómo de algún modo invaden nuestras vidas, cuando se sueñan ideales, utopías que uno en la vida procura pero que no siempre logra realizar.
Por eso es que yo insisto en no rendirle tanto culto al realismo, porque para los realistas sería reconocer y conceder que hasta allí llegan, hasta donde lo marca la realidad y sus circunstancias.
No, no, no hay que conceder nada con ese límite ni con conformismos. Hay que tener el coraje responsable de transformarla en todo aquello que hemos soñado para la felicidad del hombre. ¿No le parece?
¿Qué espacio nos quedaría para crear lo nuevo si todos nos planteáramos ir solamente hasta la frontera de lo conocido? Ni Joao podría incorporar más matices a sus marinas, ni yo podría intentar darle voz a la mudez, ni mantener con vida a los muertos, ni vuelo a mi novela. Ni Constanza podrá darle un punto nuevo a sus tejidos ni Helena incorporarle un desafío nuevo a su misión docente ante el imperio vocacional que la lleva a poner a los chicos, que son el mañana de todos, por encima de todo...

Para responder a las furias locas de su corazón...

De: "Mercaderes en el templo..."

Cosas que se van quedando prendidas de un ayer que no se desata fácilmente, pero que tampoco le impedían cortarse solo y dar vuelta las hojas del tiempo, para enfrentarse a la biblioteca del presente y a los renglones que no soportaba ver vacíos de vida -pensaba Adriano-, y lo impulsaban a poner en ellos lo que sentía.
Sí, vida, u otras vidas, vida antes y después de la muerte, por amor, con fe desbordante, para darle una respuesta a las furias locas de su corazón, que siempre esquivó la sinrazón..., o por lo menos lo intentó, sabiendo que no era ningún santo...

martes, 18 de agosto de 2009

Un cínico que los manejó a su antojo...

De: "Mercaderes en el templo..."

¿O acaso los mercaderes no deben ser expulsados al ofender el templo del amor y la dignidad de un pueblo?
Por cierto que en tierras españolas han estado presentes y de qué manera, luego que Franco se declaró victorioso contra las tropas republicanas y para él, un cínico que los manejó a su antojo, ese hecho legitimó las afrentas de su dictadura implacable.
Luego se desató la represión, una crueldad que no tuvo límites.
"Recuerda que tienes testimonios concretos de algunas de esas masacres. Úsalos, son historias no olvidadas, con nombres y apellidos de inocentes que osaron pensar diferente o que se opusieron a la crueldad de matarse entre hermanos, como aquel caso ocurrido en un pueblo cerca de Madrid cuando al costado del cementerio fusilaron a catorce personas que eran quince, porque entre ellas había una mujer embarazada de siete meses y el angelito también allí entregó su vida más que inocente.
O como el testimonio de un grupo de sacerdotes vascos que también fueron fusilados sin que la iglesia hasta ahora intentara hacer justicia con ellos, prefiriendo dejar esa tragedia en el silencio de las sombras. Iglesia usada por el dictador, involucrada por las habilidades de su cinismo sin límites que hasta se permitió el insulto más soez de considerarse un cruzado salvador y obligar a que le "permitieran" entrar y salir de los templos bajo palio como si se lo mereciera..."

sábado, 15 de agosto de 2009

Me sacude la realidad...

De: "Mercaderes en el templo..."

-Hay veces que me ocurre algo que me molesta. ¿Cómo decirlo? Estoy en un momento dado como espiritualmente limpio, y de pronto me sacude la realidad con sus agresiones, con sus violencias y sus odios incomprensibles y todo se transforma y siento con dolor, lamentablemente, y de seguro porque no he crecido lo suficiente, que proceso esos golpes con respuestas que no son tan santas, que están empapadas de broncas que tengo adentro y que me cuesta mucho separar de mí.
Siento bronca cuando pienso de qué modo aislaron a mi madre muerta cuando estaba enferma, cuando pienso cómo puede reaccionar un padre al que le violan a su hija, cuando recuerdo cómo pretendió un día un oficial del ejército llevarse por delante a aquel peluquero civil del cuartel cuando estaban en maniobras, y él, que era mi padre, que no se dejaba arrinconar por nadie para defender su dignidad, tomó un revólver y lo pararon, menos mal que lo pararon..., ¡viejito querido!, porque habían colmado tu paciencia. No pudo aguantar la ofensa y reaccionó para que el infame de uniforme se diera cuenta de que con él no podía soltar sin control su soberbia.
Siento bronca contra los que intentan blanquear las guerras. Negras han sido y lo serán por siemre, como lo son las almas que provocan esas barbaries sin piedad...

Un sagrado compromiso...

De: "Mercaderes en el templo..."

Cuando uno asume desde el alma el sacrificado compromiso de ser escritor, te encuentras de pronto con que en tus manos hay un "arma" poderosísima que debes usar con suma cautela pero fundamentalmente con inmenso amor...
Los proyectiles son las palabras y ellas no pueden herir ni rozar la susceptibilidad de nadie, ni descalificar ilusiones o esperanzas, ni agredir el sagrado pensamiento de cada quien.
Yo siempre me inclino por compartir lo que siento con puridad conceptual o intelectual, pero jamás para ofender, y menos para convencer a nadie. Y pongo mucho empeño cuando hablo o escribo, puesto que el destinatario puede no tener las mismas ideas que yo y no debo acosarlo con las mías.
Mis preocupaciones por la fe no son para convencer, son para compartir las certezas de mi corazón, pero aceptando a priori que cada quien tenga y mantenga sus propias posturas y defienda lo que considera sus verdades, aunque no sean las que proclamo...

sábado, 8 de agosto de 2009

A partir de sus propias ruinas...

De: "Mercaderes en el templo..."

Muchas personas han errado el rumbo que le dieron a sus vidas, pero no por ello hay que condenarlas excluyéndolas de la comprensión y el perdón. Tienen que ser ayudados a reconstruirse a partir de sus propias ruinas, pero principalmente de la ayuda más sustancial que es la propia.
Y no se debe mirar para otro lado, nadie puede hacerse el distraído pues a cualquiera le puede pasar, a cualquier familia le puede llegar ese martirio de un hijo o un integrante en malos pasos, sea por la droga, por una perversión sexual, por un delito, o por cualquier otra desgracia y golpearla, porque de ese riesgo nadie está libre.
Necesitamos abrir el corazón con piedad ya que las sombras nos están rondando y potencialmente, envolviéndonos, y poner con humildad las barbas en remojo para no engañarnos pensando que el problema no es nuestro para desentendernos de él porque es una tragedia ajena.
Puede ocurrir que la tragedia golpee la propia puerta, o la de un familiar, o la de los amigos del alma, y ahí, ahí todo se verá diferente y nos impulsará a la solidaridad, desapareciendo la tan común y despiadada indiferencia que es tan dura y cruel como la culpa...

Para que sientan que vale la pena vivir...

De: "Mercaderes en el templo..."

El eterno enfrentamiento entre el bien y el mal. ¡Qué lejos están los malvados, del bien que nunca podrán vencer! Nunca podrán con el amor, ni con el poderoso ejército sin ruidos de los que se alinean en él, seguros de que no hay mayor posibilidad de condecoración para un luchador convencido, que ir detrás de un ideal de justicia y libertad. Sólo así es posible que los desplazados y olvidados sientan que vale la pena vivir...
Para eso es necesario e imprescindible el resurgir también, de un hombre nuevo político, para procesar el reacomodo social de los pueblos y desprenderse de aquellos que han hecho muy poco por su despertar.

Para las almas y no para los bolsillos...

De: "Mercaderes en el templo..."

No, tú no te sometes a los poderosos, "malvados insensibles que necesitan ver relucir el oro en las griferías de sus baños", cuando tantos semejantes no tienen ni dónde caerse muertos y los suyos ya carecen de fuerzas hasta para enterrarlos...
¿Qué más puedo decirte, ensayista? Si lo has expresado casi todo escribiendo " para las almas y no para los bolsillos" desde tu corazón dolorido por la multiplicidad de padeceres sembrados por el hombre acá y allá que sientes como propios.

Cobardes hipocresías...

De: "Mercaderes en el templo..."
Enemigo irreconciliable de quienes han manchado y marchitado la historia del hombre en el pasado y que hoy, con otras formas y otros nombres, siguen empalideciendo el destino de los pueblos oprimidos "con la barbarie de tantos genocidios que muchos silencian y hasta justifican con cobardes hipocresías diplomáticas..."
Ensayista que ensayas para la sencillez de los llanos a los que perteneces y más te convocan, pero que nunca te permitiste ensayar con el amor, porque simplemente lo das a manos llenas, puesto que amas y lo haces porque sí..., olvidándote de ti.

jueves, 6 de agosto de 2009

La odisea del largo y sacrificado caminar...

De: "Mercaderes en el templo..."

-He pensado siempre que no hay que temerle a la odisea del largo y sacrificado caminar. Y a aquellos que afirman que hay quienes han tenido una vida color de rosa, que no lo creo, les diría que todos, todos sin excepción en mayor o menor grado, sentimos en carne propia la dureza de la vida. Nadie se la lleva de arriba. Es duro el andar, pero qué maravilloso es vivir, ¿no te parece?
-¿Cómo voy a discrepar con eso, Adriano? Al contrario, hubiera sido no aprender nada viviendo. Sería como enjabonarse para que te resbalen los problemas, como pretendiendo que no se detengan en ti las dificultades que a todos de alguna manera nos rondan.
La gratuidad de la vida no es sinónimo de que gratis has de vivirla. Nadie pasa sin costos por la existencia, ni ÉL pudo pasar. Pudiendo aniquilar a sus agresores, prefirió darles una lección de amor, prefirió amarlos para que apreciaran que hay un eterno despertar en el amor y los amó tanto que suplicó por ellos, y porque no sabían lo que hacían...

miércoles, 5 de agosto de 2009

Saber escuchar y oír en los silencios...

De: "Mercaderes en el templo..."

-Esa es una verdad en toda circunstancia- intervino Adriano-. Saber escuchar, dejar que los demás se expresen como lo hacen también los murmullos del aparente silencio del monte, de la sierra, del mar, del campo..., para comprender cómo y con qué esplendor los elementos naturales despliegan la sinfonía sin actitudes visibles, porque una partitura y una batuta invisibles controlan la función natural.
Yo siempre tuve inclinación y necesidad de escuchar en los silencios. Por naturaleza rechazo los ruidos exagerados y me perturban cuando se exceden, me hacen daño. Va a haber muchos sordos el día de mañana, algunos porque se niegan a oír, indiferentes a lo que les dicen, otros porque son prisioneros ya de ruidos alocados para no sentir lo que no quieren ni responder a los llamados de la cordura, y ya no reaccionan ante los insultantes ruidos de la enajenación. Y esto para no hablar de otros ruidos que estallan con las metrallas de la muerte...
Hay gente que está convencida de que la resurrección es sólo una palabra de contenidos huecos. No creen en el despertar y reniegan del revivir que es volver a la vida. Y como no sienten esa verdad, la niegan, la desprecian y se condenan a no dejar de morir, dándole a sus vidas la penumbra que antecede a las sombras...

Leer en la vida misma...

De: "Mercaderes en el templo..."

¡Cuánto deben aprender los escritores que jamás tendrían que dejar de leer en la vida misma y cultivarse con los hombres y mujeres, con los ancianos y los niños que andan por las calles de la vida y no asisten a las tertulias literarias pero son capaces de dar tanto...!
Y tantas veces se los deja pasar, se los valora por lo bajo, se los desaprovecha cuando ellos nos podrían transferir profundas experiencias y ricas historias, magistrales enseñanzas que también se nos pueden ofrecer desde la sencillez, para que no queden archivadas "en el silencio de las sombras", cuando merecerían trascender al debate de las ideas y a la manifestación de plumas que no las subestimen.

Aprendes a no aceptar las derrotas...

De: "Mercaderes en el templo..."
Vas aprendiendo a no humillar a los humildes para que no te castigue la humillación, a extender gozoso tus manos y tu ser, para que un alma perturbada reoriente su existencia.
Aprendes a no aceptar las derrotas si es que has dispuesto vencerte..., aprendes el verdadero valor del sufrimiento y el dolor de los que padecen sin quedarte en los tuyos, vas aprendiendo, siempre vas aprendiendo mientras vives. Aprendes a tomar distancia de los excesos sin sentirte atrapado por tus fragilidades, ni el conformismo que es hermano del fracaso...
Aprendes a cultivas tus propias flores porque solamente te las regalan frente a tu propia tumba, y también, en las aulas de la vida aprendes a no olvidar a los que vivieron y murieron por ti...

La osadía insultante de ofender al amor...

De: "Mercaderes en el templo..."
Pero su alma no hacía búsquedas ahora por los vericuetos lexicográficos de la investigación, sino por los senderos creativos en cuanto a qué hacer con las palabras que leía, las que escribía y las que aún no había utilizado en la novela, y con lo que aprendía viviendo con la intención de hacer algo contra los que habían cometido la osadía insultante de convertirse en mercaderes en el templo del bien y del amor, ofendiéndolo...
No admitía los silencios que reinan en las rutinas, ni la irrespetuosidad de los sarcasmos cómodos que solamente critican mal y nunca arriesgan.
No podía dejarse anclar con intentos cansados en los que todo da igual. No, él no iba a renunciar nunca a la vida como en verdad la entendía su corazón, que sólo estaba dispuesto a latir si él orientaba sus pasos hacia la plenitud a la que necesitaba aproximarse sin desmayos...

martes, 4 de agosto de 2009

Soñar, pero con los pies en la tierra...

De: "Mercaderes en el templo..."

-Como lo hemos hablado más de una vez, Adriano, soñar sí, pero con los pies en la tierra y la realidad bajo el brazo, en ella y con ella, para inyectar en lo posible nuestros sueños.
A ti un día te paralizó el murmullo de un arroyo que bajaba por el pedregal y en lugar de pintarlo optaste por escribir que también es un dibujo del alma...
Ese paisaje marino que un día pinté, es un capítulo de mi "novela" pictórica. Yo también lo intento, y soy muy feliz al hacerlo. Comparto lo que me has dicho, en cuanto a que "lo demás..., lo demás vendrá después", puesto que cuando hice mis trazos en el esbozo y luego en la tarea de definirlo, lo puse todo de mí, sentí mi felicidad mientras lo intentaba, de pronto, mucho más que cuando lo logré.
-¡Qué bueno, amigo, que no me has dejado solo al novelar, pintando!
-Allí, sujeto a mi humilde condición, yo también estuve creando vida y desarrollando una trama, claro, sin oscuras intrigas...

Brindándole un suspiro para que no esté tan solo...

De: "Mercaderes en el templo..."

-Ni yo lo sé, Joao, porque vivo como trabaja un investigador en medio de múltiples tubos de ensayo con la esperanza de que un día mi mente, mi corazón y mis manos combinen de tal modo las cosas para que una reacción, una explosión, un acto involuntario, me indiquen que puedo hacer algo útil para combatir las metástasis del mal, para que a alguien le sirva ingresar en un acto serio de reflexión, o recobrar una esperanza aunque tenga que valerme de algún protagonista que ya no está porque la ficción se tomó la licencia de devolverle la vida..., y mi corazón lo mantiene vivo por amor, brindándole un suspiro para que no esté tan solo...

domingo, 2 de agosto de 2009

Trafican vendiendo el horror...

De: "Mercaderes en el templo..."

-Señores feudales que están presentes en todo tiempo y lugar, que tantas veces se visten bien y con guantes blancos, y están más enchastrados que la mugre, hermano. Tiranías de todo tipo, maldades desatadas en los hombres que yo también rechazo como tú, porque no sólo los dictadores son los villanos del mundo.
Andan por ahí otros tan crueles como ellos, mercaderes de la muerte que saben cómo entrar en zonas de conflictos para vender armamentos pero jamás se acercan a la primera fila de los riesgos. Juegan a las escondidas, saben al dedillo la forma y cómo funcionan los circuitos financieros en los que trafican vendiendo el horror, cómodamente vestidos de blanco como mostrándose puros cuando están manchados de sangre...
Como las tiranías del azar, en escenarios que hábilmente les montan a los que todavía creen en la suerte y se lo juegan todo "entrando" como si fueran vivos, sin darse cuenta de que los vivos son quienes les montan el teatro en el que los despojan.

sábado, 1 de agosto de 2009

Mercaderes en el templo...

De: "Mercaderes en el templo..."

Lo que ocurrió en España con la represión que sucedió a la victoria de las tropas franquistas fue desgarrador. Envilecidos de victoria y de poder se plantearon ir contra quienes no los apoyaron y según ellos los traicionaron. Y salieron a la búsqueda de los rojos, dándole certeza a cualquier denuncia, y matando a inocentes que iban mueriendo fusilados luego de juicios tan sumarísimos como despiadados.
Y eso no fue todo, también se hicieron presentes los "mercaderes en el templo...", con sus presencias despiadadas rindiéndole culto a la mezquindad de sus almas, para tener más aún de lo que ya demasiado tenían, para burlarse de los pobres, para que los mayorales tomen a sus mujeres y a sus hijas con la amenaza de que si no se entregaban a ellos sus maridos quedarían en la calle sin trabajo, para que los miserables sigan humillando a los necesitados...
Tanto reprimieron, que luego no sobrevino la libertad, lo que se estableció fue el libertinaje, y las nuevas generaciones quedaron prisioneras pero de otras dictaduras...

La América saqueada...

De: "Mercaderes en el templo..."

Adriano se dejaba llevar por la ruta terrestre, pero su mente estaba en los mares en ese momento, en las profundas alcancías repletas de oro y plata que aún estaban enterradas, hundidas en el fondo del fango submarino, aunque no todos los saqueos habían tenido como destino ese entierro...
Y era así, allí estaban en el barro algunos de los tesoros de la América saqueada en los tiempos de la conquista colonial, vaciadas sus riquezas que terminaban en el fondo de los mares por la piratería reinante en ese entonces, o porque así era castigada la impiedad del conquistador obsesionado en transferir riquezas a sus imperios, dejando pobreza, hambre, muerte y desolación en el nuevo mundo que conquistaba.
Hay una deuda histórica, que de alguna manera algún día se abrirá paso a través de los olvidos...