Adriano se dejaba llevar por la ruta terrestre, pero su mente estaba en los mares en ese momento, en las profundas alcancías repletas de oro y plata que aún estaban enterradas, hundidas en el fondo del fango submarino, aunque no todos los saqueos habían tenido como destino ese entierro...
Y era así, allí estaban en el barro algunos de los tesoros de la América saqueada en los tiempos de la conquista colonial, vaciadas sus riquezas que terminaban en el fondo de los mares por la piratería reinante en ese entonces, o porque así era castigada la impiedad del conquistador obsesionado en transferir riquezas a sus imperios, dejando pobreza, hambre, muerte y desolación en el nuevo mundo que conquistaba.
Hay una deuda histórica, que de alguna manera algún día se abrirá paso a través de los olvidos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario