sábado, 30 de mayo de 2015

Los remolinos de la causalidad....

Por más que le den vueltas a la matraca, y más allá de los "esfuerzos aparentes" por ponerse en la primera línea de la figuración, si no hay espontánea nobleza en tus intenciones que al fin son las que le ponen signo a tus actos, todo será en vano porque no lograrás otra cosa que seguir engañándote.
 
Y quien concurre a las aulas del engaño, lo único que logra es recoger lo que siembra, que no es otra cosa que mentirse y mentir, hipocresía, que es una equivocada constante en el vivir que tanto entorpece el convivir...
 
Se les ve venir de lejos, y más lo aprecian quienes cuentan con la experiencia de estar de vuelta cuando ellos recién van...
 
Inutilizan semillas en surcos que no son fértiles, sabiendo incluso que son propicios para que se multipliquen las cizañas. No saben ni sienten las armonías que se sienten en el alma cuando se transita por los senderos de la Verdad.
 
Y es entonces cuando recurren a actitudes injustificables, teñidas de falsedad, encubiertas de mentiras que se propalan aquí y allá, y que creen que al repetirlas se convertirán en certezas...
 
No lograrán confundir a quienes tienen claros los conceptos en sus circunstancias, y que sienten que al fin los sayos vienen sacudidos por los remolinos de la causalidad, para que caigan donde corresponde, poniendo las cosas en su lugar.
 
 


jueves, 28 de mayo de 2015

Al que le caiga el sayo que se lo ponga...

Dentro de la brevedad a la que me someto en estas publicaciones en el blog, encaro hoy un tema que no es sencillo, puesto que a la vista está que en general a nadie le gusta que le digan lo que no desea oír, y a los que son necios, les molesta mucho más...
 
Por eso entiendo que el tema en sí es un tanto complejo y a su vez polémico, porque se puede interpretar de modo distinto al que yo le adjudico batallando con las buenas intenciones.
 
Yo todo lo encaro desde el alma y en forma espontánea, y mis intentos tratan de ser constructivos, procurando siempre enriquecer el convivir al arrojar un granito de arena más en el gran desierto de la vida, a partir de mis sueños y mis esperanzas, para que florezcan los oasis de la reparación, la enmienda, y aunque no haya olvidos.., perdonar como nos perdonan.
 
Yo riego constantemente mi parcela interior para crecer, para no hundirme en el barro de la mediocridad, la indiferencia o la falsedad.
 
Jamás haré lo que no deseo que hagan conmigo, como otros lo han intentado y mis rebeldías me llevaron a enfrentarlos.
 
A partir de esas premisas, al que le caiga el sayo que se lo ponga...; mis actitudes y mis dichos no han andado nunca a la deriva, fueron respuestas a quienes se atrevieron a subestimarme, a ofenderme, y a creer que me engañaban.
 
Por otra parte enriquecer el convivir, no es precisamente esquivar los bultos ni la  excesiva prudencia que te silencia y no estimula la sana reflexión, sino todo aquello que se pone al servicio de la Verdad, ultrajada y vilipendiada a más no poder por tantos, en este presente del mundo.
 
Y por ello presenciamos tanta ausencia de amor, de valores esenciales, tantos golpes arteros a la ética, a la moral, a la familia, tantas inconductas hacia los mayores, y tanta falta de respeto a las tradiciones y los símbolos...
 
Lenta y fatalmente vamos perdiendo identidad, y vamos dejando retazos muertos, indignos, de nuestra dignidad herida, al deslizarnos por el tobogán de la declinación.
 
Y por eso también constatamos tanta crisis de fe, en la misma proporción en que el materialismo y la frivolidad le ganan la batalla a la espiritualidad.
 
Podría seguir, pero el esfuerzo por la brevedad me lo impide, no sin antes recalcar con los debidos respetos, que al que le caiga el sayo que se lo ponga...

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


martes, 19 de mayo de 2015

Ah..., los mediocres.

Lamentablemente esos "personajes" de la especie humana, están en todos los ámbitos. Saben abrirse huecos  para reptar y trepar.
 
Llegan solamente a eso, a la mediocridad por la que se constituyen en un verdadero peligro para quienes se sacrifican y luchan la vida para conquistarlo todo legítimamente.
 
Pero tienen la rara y traicionera habilidad de hacer zancadillas a todo aquel que les haga sombra o le sople en la nuca usurpando trofeos que no conquistan...
 
¡Ah..., los mediocres! Una reciente conversación me retrotrajo a más de cuarenta años atrás, cuando los tuve muy cercanos y como era irreversible, enfrenté a más de uno con réplicas y posturas que no aceptaban, porque a los necios no se les puede decir lo que no quieren oír...
 
Pero yo..., que humildemente no soy de los que se arrugan ni se silencian cuando gratuitamente algunos seres ofenden en los diferentes ámbitos donde medran, salgo de mis trincheras otra vez a proclamar la legitimidad de un derecho que siempre se debe defender y que está implícito en la dignidad de cada quien. 

Muchas veces por prudencia no se elevan gritos de protesta ni se manifiestan rechazos, sin darnos cuenta que les estamos haciendo el caldo más gordo a  mediocres que al fin se llevan los beneficios de lo que no han ganado como correspondía.
 
También es verdad que hay "otros personajes" en la superioridad, que se dejan seducir  para premiar a los que no causan problemas, a los que aplauden por adulonería, también porque están en juego influencias poderosas, o a los aprovechadores que renuncian a caminar por los senderos donde se manifiesta la lealtad...
 
Hoy, tantos años después, sigo viéndolos, como cuando le daban la espalda a sus compañeros que defendían otra postura funcional o  gremial, cuando poco les importaba dejar por el camino a quienes se aferraban a otros valores y además eran funcionalmente más capaces, o cuando acariciaban ciertas posturas para usurpar un ascenso, un notorio incremento en sus ingresos o un beneficio jubilatorio superior.
 
Que en paz descansen los que ya se han ido, pero la verdad no puede quedar sepultada por la lápida de los olvidos, para que un grito de alerta  sirva a quienes vienen detrás, de modo que no queden a merced de las zancadillas del engaño...
 
 

sábado, 16 de mayo de 2015

Sobra lo superfluo, falta lo esencial...

Lo he meditado mucho y cada vez me convenzo más de que en este presente del mundo, estamos en general, bajo el pernicioso influjo de las trampas que nos montan para que reine la confusión a partir de la cual nos explotan embriagándonos la mente...
 
Y todo ello, porque nos siguen subestimando.
 
Mientras no nos demos cuenta de que sobra lo superfluo y falta lo esencial, seguiremos ingresando en nuestras propias prisiones, a merced de aquellos que continuarán manipulando nuestras fragilidades para sus propios beneficios.
 
Hay gente a la que no les importa que pongamos en riesgo nuestras propias vidas, y vuelcan sobre nosotros los más crueles jolgorios del engaño para que las vanas sensaciones nos perturben hasta evadirnos al extremo de vivir extraviados, perder el control de nosotros mismos, e ingresar en los hondos bajo fondos de la claudicación...
 
Los excesos del contra sentido, le ganan la porfía al sentido común. Y a partir de allí, surgen airosas las drogas, el excesivo consumismo, el abandono,  las luces y los ruidos innecesarios que no nos dejan pensar, los remolinos del engaño, las falsedades que nos apartan de la familia y las certezas, para golpearnos contra los muros indescifrables que no nos conducen a ningún otro lado que no sea a la protesta por sistema, al no asumir nuestra propia perdición.
 
La sensatez y el amor se ausentan por los agujeros que le hacemos al alma...
 
Los remolinos del engaño forman los pozos negros como fuerte imán hacia los naufragios personales.
 
Pero seguimos sin luchar para dejamos seducir por las sensaciones que nos llevan al oscurantismo mental, y a la ceguera de no ver que nos falta lo esencial.., en tantos casos al precio de nuestra propia vida, y el sufrimiento de quienes más nos quieren.
 


lunes, 11 de mayo de 2015

No es una apuesta más...

Es algo mucho más trascendente, porque controla la brújula de nuestras vidas.
 
Y no habrá nada más poderoso que pueda modificar ni vencer el imperio de su determinación, puesto que no es una apuesta más..., es, el nudo indestructible que nos mantiene por el sendero adecuado, por más que caminemos al borde de precipicios en los que terminan cayendo quienes claudican y se lanzan sin paracaídas al influjo de sensaciones olvidando que les han dado la vida para mucho más...
 
Con qué facilidad el hombre desdeña la sublime ventura de dar..., al anteponerse al llamado para que despliegue el enorme potencial que le han regalado con la vida.
 
Yo no pretendo convencer a nadie para que comparta mis conceptos, solamente intento reafirmar la necesidad de que es imprescindible convencerse de que no somos individualmente hablando, el centro del mundo cual imán hacia el que todos deben rendir honores, y sí arrodillarnos todos ante la causalidad del amor que no tiene espacios para los cálculos, que no se deja rozar por posturas mezquinas e insensibles, dado que nos pone constantemente con proa hacia los más altos postulados de la existencia.
 
Y eso tan sencillamente normal, no es una apuesta más..., es la respuesta esencial que nos debería llevar a despojarnos de los ropajes falsos con los que a diario nos disfrazamos para torcer el rumbo de nuestras vidas y aparentar, para que no nos descubran...
 
Pero el convivir es un certero tamiz que al sacudirlo pone al desnudo las fragilidades que no son oro ni prendas para nadie, y esa certeza además, nos reafirma que nadie pasa desapercibido en el examen del amor que todos deberemos enfrentar al atardecer de la vida.