martes, 19 de mayo de 2015

Ah..., los mediocres.

Lamentablemente esos "personajes" de la especie humana, están en todos los ámbitos. Saben abrirse huecos  para reptar y trepar.
 
Llegan solamente a eso, a la mediocridad por la que se constituyen en un verdadero peligro para quienes se sacrifican y luchan la vida para conquistarlo todo legítimamente.
 
Pero tienen la rara y traicionera habilidad de hacer zancadillas a todo aquel que les haga sombra o le sople en la nuca usurpando trofeos que no conquistan...
 
¡Ah..., los mediocres! Una reciente conversación me retrotrajo a más de cuarenta años atrás, cuando los tuve muy cercanos y como era irreversible, enfrenté a más de uno con réplicas y posturas que no aceptaban, porque a los necios no se les puede decir lo que no quieren oír...
 
Pero yo..., que humildemente no soy de los que se arrugan ni se silencian cuando gratuitamente algunos seres ofenden en los diferentes ámbitos donde medran, salgo de mis trincheras otra vez a proclamar la legitimidad de un derecho que siempre se debe defender y que está implícito en la dignidad de cada quien. 

Muchas veces por prudencia no se elevan gritos de protesta ni se manifiestan rechazos, sin darnos cuenta que les estamos haciendo el caldo más gordo a  mediocres que al fin se llevan los beneficios de lo que no han ganado como correspondía.
 
También es verdad que hay "otros personajes" en la superioridad, que se dejan seducir  para premiar a los que no causan problemas, a los que aplauden por adulonería, también porque están en juego influencias poderosas, o a los aprovechadores que renuncian a caminar por los senderos donde se manifiesta la lealtad...
 
Hoy, tantos años después, sigo viéndolos, como cuando le daban la espalda a sus compañeros que defendían otra postura funcional o  gremial, cuando poco les importaba dejar por el camino a quienes se aferraban a otros valores y además eran funcionalmente más capaces, o cuando acariciaban ciertas posturas para usurpar un ascenso, un notorio incremento en sus ingresos o un beneficio jubilatorio superior.
 
Que en paz descansen los que ya se han ido, pero la verdad no puede quedar sepultada por la lápida de los olvidos, para que un grito de alerta  sirva a quienes vienen detrás, de modo que no queden a merced de las zancadillas del engaño...
 
 

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