-Qué misterios envuelven los sueños y cómo de algún modo invaden nuestras vidas, cuando se sueñan ideales, utopías que uno en la vida procura pero que no siempre logra realizar.
Por eso es que yo insisto en no rendirle tanto culto al realismo, porque para los realistas sería reconocer y conceder que hasta allí llegan, hasta donde lo marca la realidad y sus circunstancias.
No, no, no hay que conceder nada con ese límite ni con conformismos. Hay que tener el coraje responsable de transformarla en todo aquello que hemos soñado para la felicidad del hombre. ¿No le parece?
¿Qué espacio nos quedaría para crear lo nuevo si todos nos planteáramos ir solamente hasta la frontera de lo conocido? Ni Joao podría incorporar más matices a sus marinas, ni yo podría intentar darle voz a la mudez, ni mantener con vida a los muertos, ni vuelo a mi novela. Ni Constanza podrá darle un punto nuevo a sus tejidos ni Helena incorporarle un desafío nuevo a su misión docente ante el imperio vocacional que la lleva a poner a los chicos, que son el mañana de todos, por encima de todo...
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