miércoles, 29 de octubre de 2014

Hipócrita desvergüenza...

Cuesta calificarlos debidamente por sus conductas corruptas.

Manifiestan una hipócrita desvergüenza desde los espacios de poder que ocupan, no para servir como debería ser, sino para aprovecharse de sus influencias y darle rienda suelta a sus excesivas ambiciones con una codicia sin límites, camufladas de normalidad...

Subestiman a los demás, se consideran intocables y confían en que la impunidad los proteja constantemente.
 
De ese modo alientan el descreimiento de la clase gobernante en sus diferentes niveles y convierten lo que tendría que ser un verdadero apostolado de servicio, en una vil infamia.
 
Y lo que todavía no ha salido a la luz, los escándalos que permanecen ocultos por ese taponamiento que mantienen unos y otros y que felizmente aquí y allá, están apareciendo para que el escarmiento logre al fin, frenar este drenaje injusto, estos olvidos imperdonables hacia la gente que sufre, sobretodo hacia los que envueltos de angustias transcurren su existencia y contemplan absortos este espectáculo corrupto que pone en desconfianza también, a aquellos que nada tienen que ver con estos ejemplares manchados por dentro aunque se vistan de blanco.
 
Es un insulto infame e indigno, producido por oscuros acuerdos  y tarjetas negras, sobre los que es imperioso que la luz de la verdad ponga al fin en claro, las miserias de tantos miserables.

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