domingo, 5 de octubre de 2014

Una ruina para la humanidad

Siempre nos podremos entender si actuamos de buena fe.

Pero no será posible si obramos contradiciendo el sentido común de las buenas intenciones, que son las que no necesitan ingresar en laberintos de los que luego no es sencillo salir...

Excusas, tonterías, caminos escabrosos, malabarismos que pretenden esconder la verdad por cruda que sea, culminan siempre creando descalabros en las relaciones, desconfianzas, desunión, sospechas, justamente causada por quienes se esconden detrás de fachadas engañosas creyendo que de ese modo pueden sacar partido beneficioso, cuando en realidad ya empiezan perdiendo en la contienda del convivir...

La vida nos enseñó que así de simple actúa el prisma que descompone en los individuos la luz que a todos  nos viene desde lo alto, y que en tantos casos hay seres que la transforman en sombríos espacios de acechanzas porque no conjugan los verbos adecuados al negar los resplandores que son necesarios para no perderse en los laberintos de sus propios errores.

Por eso es que hay tantos conflictos en el cotidiano vivir, y en este mundo tan enfermo que hemos hecho.

Y una de las razones, es la mezquindad en la avaricia que se hermana con las excesivas ambiciones, capaces de llegar por esa ceguera a las crueldades más extremas.

Basta ver la escena del mundo y comprobaremos de qué modo se ha enquistado el horror por los odios, las intolerancias religiosas, las luchas del poder y del tener, las indiferencias, y las maldades del hombre sobre sus semejantes, porque han dejado a un lado el amor y todo cuanto él conlleva, para que la especie recobre el humanismo imprescindible porque herida, se desangra y pierde vidas de inocentes en la fatalidad de este presente.

Esto hay que frenarlo porque de lo contrario también se globalizarán los conflictos y el altísimo precio a pagar será una ruina para la humanidad que ya sabe el verdadero significado de estos martirios que al fin se constituyen en metástasis devoradoras de vidas ...

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