Vivía con la carga de sus preocupaciones, de sus desafíos, de sus sueños, y de los compromisos que lo mantenían alerta, en guardia, con vida..., porque tenía la certeza de que la existencia era un largo e interminable combate en el que constantemente tendria que luchar para vencerse y no ser vencido...
A partir de esa certeza tan elocuente, como sencilla y esencial, había cimentado ese lema prioritario para su vida, consciente de que debía convertirlo en testimonios concretos, mucho más valiosos que cien mil palabras.
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