-He llorado de bronca, Joao, por la impotencia que he sentido más de una vez al tener que contenerme y no poder gritar lo que he sentido, por el dolor de saber lo que la intuición me indicaba y no poder demostrarlo.
Impotencia al ver cómo la gente en otros casos se vendía sin importarle otra cosa que el dinero y de tener que atajar mis atropellos para no desertar de mi prudencia, y presentir, como en este caso que comentamos, que se debe andar paseando por el mundo como si fuera un gran señor...
Siento angustia por la forma en que humillan a los pobres cuando tendrían que ser los elegidos de su consideración y de su compasión.
Y de digo más, en cierto modo me avergüenzo porque en algún grado, yo también los estoy ofendiendo, porque soy consciente de los tantos llantos de niños que no tienen ni qué comer, que chupan las tetas secas de sus madres hambrientas y llenas de miserias y yo no me he desprendido totalmente de lo que tenía que dar.
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