Estamos frente a un mundo al revés en desmedro de la dignidad del hombre, de su trabajo, del desarrollo para la igualdad de oportunidades, para que los jóvenes puedan programar su futuro, y no para el beneficio de unos pocos cada vez más ricos.
No hay fraternidad si estamos rodeados de olvidos y desprecios...
Y en medio de esa maraña, el hambre se acrecienta y deja sus estragos, cuando una gigantesca calesta financiera que no se detiene, da vueltas sin parar, indiferente a los legítimos reclamos de los pueblos.
Lo que sí hay es un desprecio del "yo" frente al "nosotros" en forma insolente y despiadada...
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