jueves, 23 de julio de 2009

No ser cautivo de nada ni de nadie...

De: "Mercaderes en el templo..."

A su vez sintió cómo se había aplicado a la diversidad temática, a la pluralidad que siempre lo había conducido a hurgar en diferentes autores.
Hasta en las lecturas de la prensa cotidiana buscaba constantemente diferentes fuentes, diferentes ideas para cotejarlas, para formar sus propios conceptos y opiniones, y no ser cautivo de nada ni de nadie...
Y no le importaba no poseer ese rigor de recordar títulos, detalles, personajes y editoriales. Él sabía que había andado en las entrañas de muchos libros aunque en un momento dado no recordara esas referencias, como lo hacían otros prodigios de la lectura cuando lo apabullaban con su documentado saber, casi enciclopédico, con constantes referencias literarias sobre las que habían hurgado y que él, en general, poseía y rara vez utilizaba...
Él escribía desde el alma, no desde el enciclopedismo, porque le preocupaban mucho más los más..., la gente del llano que era con la que más se identificaba para dialogar en su propio idioma facilitándole la comprensión, y evitándole poco menos que la investigación y el desborde de perder concentración, al tener que introducirse responsablemente en las palabras de quienes sabían tanto, pero tanto más...

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