De tanto que me he exigido, aprendí a desafiarme constantemente, y a no permitirme tiempos para detenerme contemplativo mirando hacia la lejanía, para ver si viene "aquello" que a todos tarde o temprano nos vendrá a buscar.
No, cuando venga por mí, me deberá encontrar aplicado a un nuevo intento y de pronto, por ello, me puede dejar tranquilo un tiempo más...
Si de mí dependiera, no le permitiré a mi mente ni a mi cuerpo que empiecen a morir, porque cumplo años por fuera y me esfuerzo por mantenerme joven por dentro...
"Paso a paso aproximándome", ladrillo a ladrillo, peldaño a peldaño, continuaré construyéndome un permanente renacer misionero, sin necesidad de ostentaciones ni preocupado por grandes cosas, pues mi alma se rinde ante la inmensa grandeza de la sencillez de los hechos cotidianos, al saber que el amor guía mis intentos y que nadie me exigirá más de lo que lo hago yo, ni me pondrá a prueba con nada que no esté a mi alcance.
sábado, 4 de julio de 2009
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