En el tomo V de mis "Misceláneas del Alma" dedicado a mi padre, el 23/10/2000 registré un aporte titulado: "Cuando los fuegos se extinguen...", del que transcribo el siguiente fragmento:
"Los relaciones entre los seres humanos pasan por complejos laberintos que no siempre se mantienen estables, y en armonía.
El universo de los seres cuando se mezcla con las circunstancias, suele ser cambiante si la autenticidad se ausenta...
Pero siempre hay que tratar de comprender y descubrir a los demás, hasta el punto de llegar a verlos por dentro, y encontrar la cruda verdad que se oculta detrás de las apariencias.
Y las verdades surgen cuando las circunstancias nos ponen a prueba, cuando el gran cernidor de la vida (ese que hace alianza entre el tiempo y el convivir), retiene las certezas y deja que queden al descubierto las miserias que al fin se van al charco de los vertederos, cuando los lazos se desatan y los fuegos se extinguen...
De pronto nunca fueron parte de la hoguera, sino llamas sueltas e interesadas que uno equivocadamente, sobrevaloró confiado y de buena fe.
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