Anoche soñé con este título, y hoy procedo a su registro. Como me ha ocurrido tantas veces, llevo a mis noches temas vigentes del cotidiano vivir.
Y es así, porque a mí me han enseñado desde temprana edad (para que luego yo lo ratificara con mi crecimiento personal), que ninguna prepotencia pueda llegar a doblegarme ni apagar mis rebeldías, ante ningún verticalismo insensato, venga de donde venga...
¡Mi propia vida ha sido un vivo testimonio de ello, y vaya que he tenido que enfrentarme a situaciones que lo prueban!
Por un verticalismo insensato, me estafaron la vocación a la que desde mi niñez me orienté, y cuando alguien intentó una reparación (esto ya lo he relatado en alguno de mis libros), me planté firme y me negué, porque no acepté ni aceptaré oportunidades "a dedo" más allá de que hayan estado bien inspiradas, sino aquellas por las que puedo acceder por la puerta grande y para una legítima conquista, así me causen sufrimientos por los que me he quedado en su momento, hasta sin lágrimas para llorar...
Por un verticalismo insensato, estoy seguro que me hubiera costado la vida, porque mi naturaleza se hubiera negado a la orden de matarnos entre hermanos, si yo hubiera sido oficial de carrera en la época de la dictadura militar que asoló a mi país al mando de una superioridad equivocada, pero la Causalidad me apartó sabiamente, manteniéndome la vida que me han dado gratuitamente, para otros fines.
Ahora tengo ya un largo vivir, y con más razón todavía, me aferro a rebeldías en inclaudicable lucha por la dignidad del hombre, y por ello, me exijo no perder la memoria en cuanto a agradecer lo que me han dado, además de la vida, con el coraje para no claudicar, para no arrugarme ante ninguna prepotencia, a no dejarme arriar por ningún poncho, para que no me pisoteen botas manchadas de barro, ni gritos destemplados, ni gente con la osadía de quererme comprar, insultándome todos ellos, con el verticalismo de su poder, y no sólo el militar, sino otros teñidos también de infamias insensatas...
Lo viví a finales de la década del 50 y primeros años del 60, en mis once años como funcionario bancario, cuando a los cuatro años de antigüedad ya tuve mi primer ascenso a subjefe (entonces ello ocurría en el entorno de los 10/12 años), y ello me permitió acceder a los sectores de la superioridad en donde comprobé comportamientos que yo rechazaba, expresé mis discordancias y también me di cuenta que no prosperaría en esos circuitos financieros tan repletos de verticalismos sin alma.
Y tomé distancia de ellos para dedicarme a mi profesión, lejos muy lejos, de esas escenas repletas de letras chicas que nadie lee, pero que todos firman..., que nutren un verticalismo voraz, hambriento de usura que nadie controla ni se muestra dispuesto a frenar...
También me enfrenté y lo seguiré haciendo, al verticalismo de la mezquindad, de la mentira, de la soberbia, insensatos todos, como el de la subestimación, el de los olvidos, y todos aquellos que vienen al amparo de "relucientes envolturas engañosas" y no son otra cosa que verticalismos insensatos repletos de cálculos ofensivos, ambiciones sin límites, explotaciones mafiosas, intolerancias, terror, que se llevan por delante la vida y las esperanzas de tanta gente...
Ni qué hablar del verticalismo insensato de la corrupción de aquellos que se olvidan que no son más que servidores públicos, a quienes se les paga el sueldo para lo que debería ser un verdadero apostolado, y se adueñan de un espacio de poder confiados en una impunidad que los protegerá por siempre. Pero se les termina, van cayendo poco a poco en sus propias trampas.
Y las dictaduras, las dinastías, ¿qué son, sino verticalismos insensatos, de poderes piramidales que se endilgan la legitimidad de disponer de vidas y derechos a su antojo...?
¿Y el verticalismo de la globalización, qué es sino otro de los tantos medios de manipulación insensata que nutre al materialismo reinante y nos priva de una espiritualidad cada vez más endeble y ausente?
Para qué seguir, sería muy larga la lista de hipocresías y cinismos que nos estafan las esperanzas...
Yo seguiré soñando en el poder del amor, para combatir tantas infamias...
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