Hace más de treinta años escribí algo ("Esperaré..."), que hoy sin saber con certeza porqué, sentí esta necesidad de traerlo a este presente, luego del paso de muchas aguas debajo de los puentes de la vida, y de nuevas circunstancias de mi vivir, entre otras, las de haber publicado ya algunos de mis tantos libros escritos, intento que en esa miscelánea estaba postergado y en lista de paciente espera...
Yo no sabía entonces que lo lograría en otras latitudes, pero allí abordaba convicciones que no he abandonado ni abandonaré y que han acompañado mi fatigoso caminar...
6/1/82 de mis "Misceláneas del Alma"
ESPERARÉ…
En
este día de Reyes le obsequio un regalo a mi alma.
Entro
en mi taller…, lo miro, y en el fondo de mi ser, encuentro la felicidad
expresándome así, con un testimonio más para mis Misceláneas.
Siempre
estoy en el mismo vaivén y hoy, reinicio la labor interrumpida aplicándome a lo
que es una necesidad para mi vida…
Cuando
analizo mis saltos de ritmos en mi producción para este Título, lo que en
verdad me reconforta es tener la certeza de que lo hago en virtud de otras
entregas a las que me impulsa el corazón, que siempre me empuja hacia los demás,
incluso…, olvidándome de mí.
Esa
es la vida que quiero, la que nunca se detiene, aunque más de una vez yo sienta
en lo más profundo de mi ser que me postergo, en aras de otros llamados…
Pero
es una apariencia…, qué más da, si igualmente me estoy dando.
Después
de todo, tiene la dignidad del desprendimiento, del sacrificio, de un constante
transpirar por los caminos donde se expresa el amor…
Yo
sé que dejo en mis silencios muchas cosas…, pero son necesarios y muy
importante es rodearlos de dignidad.
No
obstante, hay momentos en que es preciso el coraje de la expresión, sobretodo
ante los atrevimientos insultantes de quienes arremeten contra los individuos
que no se dejan arrastrar…
Mis
escritos duermen un oscuro y largo sueño dentro de un cajón.
Están
allí purificándose, están pagando el precio de mis debilidades, si cabe, de mis
vanidades, que pongo a prueba por todas las veces que, por error, no antepuse el
amor por encima de todos mis intentos…
¿Verán
algún día la luz?
Jamás
los concebí pensando en ello.
Nunca
puse resistencias a la Causalidad, por el contrario, siempre fui dócil a sus
mandatos, para que se expresara haciéndome creer que era yo el creador…
Pero
si dependiera de mí publicarlos, no sé…, hay algo en mis entrañas que por ahora
me lo impediría.
Es
la situación que vivimos, son las sombras estacionadas sobre mi país.
Es
la democracia que está herida.
Es
la censura que no estoy dispuesto a admitir…
Entonces,
esperaré…
Ya
llegarán momentos oportunos.
Tengo
total certeza que ello no dependerá de mí…
Esperaré…,
mientras disfruto el inmenso gozo de ser parte de su creación, recibiendo la opinión
de mis seres más íntimos, y de amigos académicos de cuya solvencia y honestidad
no dudo.
¿Si
soy rey de mí, por qué no le doy rienda suelta a lo hecho para que mis escritos
cobren vida propia y vuelen si es que han adquirido alas para volar …?
¡Ya
está, ya lo sé…!
No
intentaré ningún vuelo si él no es total, si no tiene la legitimidad de una
escena, de un espacio de libertad…
Por
eso, esperaré…, con dolor, pero no por mí solamente sino por todos que son los
que más me preocupan.
En
el reino de mi taller del alma reina plena libertad.
Y yo…,
podré tener ansiedades, pero no tengo prisas.
En todo caso, mi paciencia es mi condena y mi
premio, por el que lucho dándome, hablando, escribiendo…, aunque no sea
publicando.
Así
seguiré custodiando mi humilde tesoro escrito que ya tiene siete años.
Está
creciendo, como yo crezco con él elaborando mi transformación…
Ojalá
que la vida me permita cumplir muchos, pero muchos años de escrituras por las
que en ellas dejaré testimonios de mi inmenso agradecimiento al poder
concretarlos, para que esta pasión que me guía no explote por dentro y pueda
manifestarse en la honesta dimensión de lo que soy.
Y
que jamás me falte el coraje necesario para asumir mis compromisos con mi
tiempo para hacerle un aporte a mis circunstancias…
Y
aún así, tampoco estaré conforme, porque adentro de mí siempre estaré regando
surcos de inconformidad, para no confundirme, para poder elevarme, para
apartarme de las miserias, para amar mucho más de lo que he amado…
Esperaré
sin apremios interiores, porque tengo la certeza de que algún día aunque ignore
las circunstancias, podré alcanzar la oportunidad de publicar sin andar
mendigando que alguna editorial se haga eco de mis intentos.
A mi
hijo le he dicho y recalcado siempre que: “nunca
en mis intentos por verte contento he trazado signos de tanto por ciento…”; y
respecto a mis libros siempre pensaré lo mismo, porque no me aplico a ellos
pensando en el dinero, sino en compartir lo que siente mi alma sobre la
diversidad de temas que me convocan.
Por
eso es que esperaré…, porque los títulos que formarán mi producción escrita son
como hijos que con todo derecho algún día se emanciparán de mí, con el legítimo
propósito de levantar vuelo y hacer su propia vida…
También
ellos, como mi hijo, son flechas que tensando el arco hemos lanzado para que
ellos sean al fin los verdaderos protagonistas de su destino, alcanzando la
altura necesaria para conquistar los horizontes nuevos que se propongan,
aportando resplandores a este presente tan cubierto de sombras.
De
ser así se sentirán justificadas mis pacientes esperas, pero nunca conformes,
dado que mientras viva necesitarán la inyección que favorezca el empezar de
nuevo, el renacer, la resurrección cotidiana de la inspiración…
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