martes, 2 de febrero de 2016

EN ARAS DE LA LIBERTAD...


Hace más de treinta años escribí algo ("Esperaré..."), que hoy sin saber con certeza porqué, sentí esta necesidad de traerlo a este presente, luego del paso de muchas aguas debajo de  los puentes de la vida,  y de nuevas circunstancias de mi vivir, entre otras, las de haber publicado ya algunos de mis tantos libros escritos, intento que en esa miscelánea estaba postergado y en lista de  paciente espera...
 
Yo no sabía entonces que lo lograría en otras latitudes, pero allí abordaba convicciones que no he abandonado ni abandonaré y que han acompañado mi fatigoso caminar... 


                                  6/1/82 de mis "Misceláneas del Alma" ESPERARÉ…

 En este día de Reyes le obsequio un regalo a mi alma.

Entro en mi taller…, lo miro, y en el fondo de mi ser, encuentro la felicidad expresándome así, con un testimonio más para mis Misceláneas.

 Siempre estoy en el mismo vaivén y hoy, reinicio la labor interrumpida aplicándome a lo que es una necesidad para mi vida…

Cuando analizo mis saltos de ritmos en mi producción para este Título, lo que en verdad me reconforta es tener la certeza de que lo hago en virtud de otras entregas a las que me impulsa el corazón, que siempre me empuja hacia los demás, incluso…, olvidándome de mí.

 Esa es la vida que quiero, la que nunca se detiene, aunque más de una vez yo sienta en lo más profundo de mi ser que me postergo, en aras de otros llamados…

 Pero es una apariencia…, qué más da, si igualmente me estoy dando.

 Después de todo, tiene la dignidad del desprendimiento, del sacrificio, de un constante transpirar por los caminos donde se expresa el amor…

 Yo sé que dejo en mis silencios muchas cosas…, pero son necesarios y muy importante es rodearlos de dignidad.

 No obstante, hay momentos en que es preciso el coraje de la expresión, sobretodo ante los atrevimientos insultantes de quienes arremeten contra los individuos que no se dejan arrastrar…

 Mis escritos duermen un oscuro y largo sueño dentro de un cajón.

 Están allí purificándose, están pagando el precio de mis debilidades, si cabe, de mis vanidades, que pongo a prueba por todas las veces que, por error, no antepuse el amor por encima de todos mis intentos…

 ¿Verán algún día la luz?

Jamás los concebí pensando en ello.

 Nunca puse resistencias a la Causalidad, por el contrario, siempre fui dócil a sus mandatos, para que se expresara haciéndome creer que era yo el creador…

 Pero si dependiera de mí publicarlos, no sé…, hay algo en mis entrañas que por ahora me lo impediría.

 Es la situación que vivimos, son las sombras estacionadas sobre mi país.

 Es la democracia que está herida.

 Es la censura que no estoy dispuesto a admitir…

 Entonces, esperaré…

 Ya llegarán momentos oportunos.

Tengo total certeza que ello no dependerá de mí…

 Esperaré…, mientras disfruto el inmenso gozo de ser parte de su creación, recibiendo la opinión de mis seres más íntimos, y de amigos académicos de cuya solvencia y honestidad no dudo.

 ¿Si soy rey de mí, por qué no le doy rienda suelta a lo hecho para que mis escritos cobren vida propia y vuelen si es que han adquirido alas para volar …?

 ¡Ya está, ya lo sé…!

 No intentaré ningún vuelo si él no es total, si no tiene la legitimidad de una escena, de un espacio de libertad…

 Por eso, esperaré…, con dolor, pero no por mí solamente sino por todos que son los que más me preocupan.

 En el reino de mi taller del alma reina plena libertad.

 Y yo…, podré tener ansiedades, pero no tengo prisas.

 En todo caso, mi paciencia es mi condena y mi premio, por el que lucho dándome, hablando, escribiendo…, aunque no sea publicando.

 Así seguiré custodiando mi humilde tesoro escrito que ya tiene siete años.

 Está creciendo, como yo crezco con él elaborando mi transformación…

 Ojalá que la vida me permita cumplir muchos, pero muchos años de escrituras por las que en ellas dejaré testimonios de mi inmenso agradecimiento al poder concretarlos, para que esta pasión que me guía no explote por dentro y pueda manifestarse en la honesta dimensión de lo que soy.

 Y que jamás me falte el coraje necesario para asumir mis compromisos con mi tiempo para hacerle un aporte a mis circunstancias…

 Y aún así, tampoco estaré conforme, porque adentro de mí siempre estaré regando surcos de inconformidad, para no confundirme, para poder elevarme, para apartarme de las miserias, para amar mucho más de lo que he amado…

 Esperaré sin apremios interiores, porque tengo la certeza de que algún día aunque ignore las circunstancias, podré alcanzar la oportunidad de publicar sin andar mendigando que alguna editorial se haga eco de mis intentos.

 A mi hijo le he dicho y recalcado siempre que: “nunca en mis intentos por verte contento he trazado signos de tanto por ciento…”; y respecto a mis libros siempre pensaré lo mismo, porque no me aplico a ellos pensando en el dinero, sino en compartir lo que siente mi alma sobre la diversidad de temas que me convocan.

 Por eso es que esperaré…, porque los títulos que formarán mi producción escrita son como hijos que con todo derecho algún día se emanciparán de mí, con el legítimo propósito de levantar vuelo y hacer su propia vida…

 También ellos, como mi hijo, son flechas que tensando el arco hemos lanzado para que ellos sean al fin los verdaderos protagonistas de su destino, alcanzando la altura necesaria para conquistar los horizontes nuevos que se propongan, aportando resplandores a este presente tan cubierto de sombras.

 De ser así se sentirán justificadas mis pacientes esperas, pero nunca conformes, dado que mientras viva necesitarán la inyección que favorezca el empezar de nuevo, el renacer, la resurrección cotidiana de la inspiración…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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