Siempre he sido muy respetuoso de mis semejantes, pero no condiciono mi accionar en la vida sujeto al parecer de terceros.
Jamás me he propuesto en ninguno de mis intentos, "quedar bien ni dejar contentos a los demás, como tampoco bregar por reconocimientos ni aplausos que no sean en primer lugar los míos...
Si por ello hubiese optado, todo mi transcurrir hubiese sido una mera actuación, y tal actitud no va conmigo, por mis convicciones, para honrar a los que me precedieron, y además, por haber pagado un alto precio al mantenerlas inalterables".
Tal certeza no tiene mayor mérito, es el resultado de una meticulosa fragua para que mi conciencia se mantenga en paz, y al adquirir la dureza del diamante (que no admite huellas mientras no sea polvo...), no se altere con las cicatrices que el vivir me han dejado en el alma.
Por eso es que el compromiso, el cumplimiento de los roles por los que he optado, los involucramientos que me llevan a "mojarme" en mi paso a paso aproximándome, no me permiten derivas sin destino, y vaya que he soportado avatares por ello..., ante miserias que se siembran para cosechar martirios para tantos cuyos dolores siento como propios puesto que me interpelan y me avergüenzan...
Mis quebrantos los soporto y administro como puedo al no darme por vencido nunca peleando en el buen sentido mi existencia, con la dura coraza que en el vivir me formé, pero esto no es el tema de este aporte porque por otra parte, me incomoda hablar de mí.
Si alguna referencia hago, es justamente, para clarificar que yo no cruzo a la vereda de enfrente como "mirando de lejos para no mojarme", cuando se trata de mis semejantes a merced de las aguar turbulentas en ese mar de hipocresías y corrientes de fondo que con avaricia engullen y los atrapan hasta el martirio, como se percibe en los conflictos de este presente del mundo tan mal encarado.
Crisis cargadas de intolerancias y crueldades, conflictos armados que se decretan por fundamentalismos sinsentido para beneficio del armamentismo con sus arsenales saturados de artefactos de muerte o imponer ideologías con los estallidos del terror, crisis por ausencia de grandeza (política, ética, moral, estratégica, excesivas ambiciones o indignantes corrupciones), para que la gente del llano entre la que me incluyo, sea "mirada desde arriba" por parte de quienes nos subestiman haciendo gala de su poder, de su tener, de sus indiferencias, cuando no de sus impunidades...
Pero no les tememos ni tampoco nos silenciamos, y por ello abrimos brechas, tribunas y trincheras en defensa de la dignidad sin la que no puede abrirse paso la libertad...
Cómo vamos a temerles si estamos protegidos por la coraza indestructible de la Verdad que nos hace libres y todavía, dando gracias...
Con sencilla humildad, repleto de convicciones para continuar el caminar sin condicionarlo al qué dirán ni rendirle pleitesías a las apariencias, para no defraudar el intento de ser humildes servidores del amor y nada más...
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