Hay asesinos que no pagan por sus crímenes a la humanidad. Y todavía se dan el lujo, luego, de ganar millones con sus conferencias y la publicación de sus memorias, contando con editoriales serviles a las que solamente les interesa recaudar, al facturar su complicidad...
A las cosas que que llamarlas por su verdadero nombre. No está bien sumarse a la multitud que se multiplica en la hipocresía...
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