Me los imaginé temblar cuando su conducta especulativa, egoísta e insensible, les transfirió los sacudimientos de la crisis en los mercados financieros mundiales.
Pero para ellos hubo salvataje pero no los hubo para los pobres y hambrientos del mundo.
Han sido coherentes, porque los vi dar la espalda sin ninguna piedad y sensibilidad, ante el más mínimo o contingente problema de alguien con dificultades, para no contaminarse con sus problemas.
Por supuesto, y para poder continuar así, gozando sus privilegios, sintiéndose seguros e inexpugnables...
Pero nadie es inexpugnable, ni lo son los países más poderosos del planeta, que se ha convertido en una verdad sobre la que ya nadie tiene dudas.
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