No sea cosa que un día, tú o uno de los tuyos, tenga que vivir una situación semejante y sientas en el alma el latigazo cruel del abandono, que te puede dejar ante tu propio naufragio...
Sufrirás el castigo de las injusticias, pero no te doblegues nunca.
No le muestres a los dioses de barro ni a los falsos profetas del mal tus fragilidades, pues se ensañarán contigo si no luchas, si te ven claudicar, para atropellarte con sus insanías e inducirte a cavar tu propio sepulcro...
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