Se nos ha venido encima un mundo nuevo, un mundo al que yo no pertenezco repleto de materialismos, y tan carente de espiritualidad, que actúa como un tsunami despiadado pretendiendo arrasarlo todo...
Un mundo en el que el ser humano es considerado como si fuera una mercancía más, apenas un producto, un objeto más en las góndolas de un mercado despiadado, que hasta nos coloca entre las ofertas de lo descartable por su inminente caducidad...
No pretendo exagerar al manifestar de qué modo se enervan mis rebeldías, ante el extravío al que se nos quiere condenar, por parte de poderosos que nos subestiman y la insensibilidad de conductores políticos que se doblegan ante derivas sin destino.
Ellos buscando refugios insolentes para mantenerse aferrados a sus sillones de mando, "de cualquier modo", como ocurre con el actual timonel de España y tantos absolutistas más en otras partes del mundo, que para no ser desplazados, devorados por el tsunami de la reacción colectiva, amordazan a sus pueblos, silenciándolos, sembrando el miedo para que no les perturben sus propósitos al pactar con quienes los mantienen y los respaldan al servicio de poderosos enquistados en esas cúspides inalcanzables en las que se sienten impunes, llevándose por delante tradiciones, y cuanto se ha conquistado desde la grandeza,....
Y no nos merecemos que se nos trate con ese desatino, a quienes el Amor nos ha regalado la vida y con ella, los dones adicionales para padecer tan tremenda injusticia, sino utilizar esa maravilla de la existencia sin que nadie pretenda digitar nuestro destino, y mucho menos, someternos, con ese nuevo orden mundial, cargado de mezquinos intereses...
Y como no les tenemos miedo, no nos silenciamos...
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