domingo, 2 de abril de 2017

PARA QUE NO PISOTEEN NUESTRA DIGNIDAD...

Siempre me he esmerado en no ser esclavo ni de mí, ni de nadie, al defender mi libertad por encima de todo, puesto que sin ella no es posible la grandeza de la dignidad...

Yo sé que cada individuo tiene potencialmente dentro de sí, a su peor enemigo, razón por la cual tantas veces he reiterado que "primero hay que vencerse para luego intentar la legitimidad de vencer..", en el difícil propósito de conducir el largo y escabroso caminar.

Pero además, elevarse para que nada ni nadie exterior a nosotros pueda usurparnos la libertad, ese derecho inalienable que nos viene dado junto con vida.

Luego de esas dos premisas, todo dependerá del cultivo de nuestro ser, de las alas que podamos desplegar para levantar vuelo, de la pasión que le pongamos a nuestros intentos, manteniendo encendidas nuestras pequeñas antorchas para no caer en las trampas de los naufragios..., ni estar ausentes del aprendizaje en las aulas a cielo abierto de la vida, imprescindibles mientras se nos mantenga la existencia.

A los miserables les costará más aprovecharse de los seres que de algún modo escapen de las garras del oscurantismo cultural,  y no se dobleguen sin luchar contra las barbaries y los barros que les siembran a su alrededor, si con rebeldías defendemos la dignidad que nos hace verdaderamente libres...

En la historia de la humanidad quedan atesorados los testimonios de aquellos que han luchado con la esclavitud, y que de algún modo superaron los latigazos de los malvados, de los serviles sicarios de los poderosos, de los mediocres vendidos que los han respaldado, de los cobardes que siempre se arriman al "poder y al tener" que los enajena, al gatillo fácil que sin piedad elimina vidas, a la barbarie del hambre que los condena, y a las absurdas discriminaciones que los condenan...

La comunidad internacional que tiene los medios para combatir esas barbaries en los rincones del mundo donde se originan, no está libre de responsabilidades, como no lo están quienes "se lavan las manos como pilatos indiferentes", y se silencian, se excluyen, no se comprometen para que no los rocen los conflictos que siempre les serán ajenos, para que no se opaquen los brillos de sus exitismos baratos e insensibles...

A lo largo del vivir me he topado con este tipo de gente, triste realidad que nada tiene de ficción que cada vez más me alienta a no ocupar ninguna retaguardia, sino estar en las trincheras de los que no se rinden en la primera línea del combate como lo hice contra la dictadura y otros escenarios en los que no tuvo en cuenta el coraje y los valores que nos han legado desde la historia...


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