jueves, 13 de abril de 2017

PRISIONERO DE LA BREVEDAD...

Desde niño soñé con seguir la carrera militar, y mi padre robusteció mi sueño.

Dos años en el Liceo Militar y Naval General Artigas, allá en Uruguay, profundizaron todavía más mi vocación.

Luego al intentar el ingreso en la Escuela Militar, no pudo ser, no hallaron aptos a mis ojos (¿o hubo otras razones?) y quedaron truncas mis esperanzas.

No obstante, certificaciones médicas presentadas acreditando mi normalidad visual, intentaron subsanar esa injusticia, pero fue en vano, porque me respondieron con vertical rigidez, "el dictamen médico es inapelable..."

Un rango superior me propuso intervenir para que me volviera a presentar al año siguiente, pero yo dije; NO, RENUNCIO A MI SUEÑO MÁS SOÑADO, PERO DE ESE MODO NO, NO LO HARÉ. YO INGRESO POR LA PUERTA GRANDE, DE OTRO MODO BUSCARÉ OTRO RUMBO...

Fue premonitorio, porque  oficiales de alto rango y compañeros míos del ayer luego como mandos medios (capitanes y coroneles) fueron protagonistas del golpe militar que instauró la dictadura, y yo pude rescatarme, porque jamás hubiera obedecido la orden de matar o torturarnos entre hermanos...

Y ahora que ya han pasado los años, mi sello editorial (CHIADO EDITORIAL) le propone a sus
autores entre los que me incluyo, intervenir en la: I Antología Hispanoamericana de Microcuentos en tema libre con Breve Historia de la Literatura Concreta, y yo, sintiéndome prisionero de la brevedad y respetando las bases que nos han impuesto, les mandé el siguiente relato breve (condicionado al límite de 140 caracteres):

"Soñó con la carrera militar. Dijo NO a su sueño más soñado. No hubiera podido obedecer matando o torturando a sus hermanos".

Y hoy me han respondido que mi cuento fue seleccionado y será publicado en la Antología en el mes de julio. En este aporte, solamente he querido dejar registrado el alto precio que se paga con la brevedad, en la narración de la vastedad conceptual...



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