¿En realidad las nuevas tecnologías de la comunicación, ganarán la porfía de imponerse al secreto encanto del contacto personal, directo, tan preponderante en las relaciones humanas?
Para mí el detalle más sutil y embriagador, más profundo, más prudente, más serio..., es aquel que se cultiva solamente en la intimidad de las personas, sin necesidad de andar por las redes sin saber en definitiva quienes participan y con qué intenciones utilizan las informaciones que se difunden...
Por supuesto que cada quien es dueño y señor de optar por los medios que desee para comunicarse, ejerciendo sus legítimos derechos, yo solamente me atrevo a compartir una opinión, y defender conceptos que están en concordancia con mi naturaleza, sin renunciar al lema que he procurado mantener durante toda mi vida, "trabajo profundo y bajo perfil.."
Es posible que no lo explique bien, pero me aferro al temor de que hay peligros latentes que en definitiva atentan contra la libertad individual al difundir "en vivo y en directo en las redes sociales", aspectos, datos e imágenes de la intimidad que deberían ser custodiados de otra forma..., en el íntimo relicario de cada quien.
Yo utilizo este medio, para difundir los propósitos de mi sencillez, que no son otros que el bregar en forma constante y una gran dosis de coraje, por las certezas tras las cuales voy paso a paso aproximándome al destino que debo conquistar, con la esperanza de fortalecer mi superior y respetuoso propósito de compartir mis ideas y nunca convencer a nadie para que cambie las suyas, abriendo un surco de comunicación de ida y vuelta para cultivarnos recíprocamente, para recibir "comentarios" que me honran de personas que ni conozco que acceden a este blog de diferentes partes del mundo, y que no se registran como "seguidores" al utilizar también otras personas, el correo electrónico para comunicarse conmigo.
Eso a mí me es suficiente, al tener la tranquilidad de conciencia de no hacer ostentación alguna de mis respuestas a los diferentes llamados que me convocan, de mis intentos siguiendo los mandatos del amor, que nos pide solamente nuestros simples y sencillos actos cotidianos sin exigirnos nada, es decir, darnos de alguna manera porque sí, porque así debe ser, sin esperar nada a cambio, y jamás respondiendo a cálculos previos y mezquinos que jamás se nos aproximarán...
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