domingo, 4 de septiembre de 2016

UNAS LÁGRIMAS INVOLUNTARIAS...

Mirando una foto en la que yo era muy pequeño, en medio de mis padres sentados en una enorme roca, pensé muchas cosas que ahora, después de tantos años, me confirman una vez más que son los olvidos los que matan a los seres humanos al apartarlos definitivamente de la vida.
 
Mis padres se han ido, mi madre cuando yo tenía apenas 20 meses, mi padre hace 21 años y yo..., ya casi rozando mis primeros 80 años de vida...
 
Pero ellos no han muerto para mí, apenas se han anticipado en una partida que a todos nos será irreversible, y pueblan esa dimensión en donde también están todos los seres queridos con quienes nos reencontraremos en las parcelas resplandecientes del eterno presente... 
 
Yo no he de partir si no me llaman, no regalo así nomás mi vida como otros que voluntariamente van muriendo poco a poco sin remedio.

No sé si alcanzaré algunas décadas más de mi segunda tanda después de mis primeros ochenta, pero en todo caso, eso a mí me tiene sin cuidado porque aspiro conquistar la plenitud revestida de gloria, para la que lucho sin desmayos.
 
Pero tengo una preocupación, y es provocar tristeza en los míos y aquellos que me quieren, cuando en algún momento suene un clarín con sones irreversibles llamándome, y esa paradoja que siento, felicidad por un lado porque alcanzaré mi destino, y el dolor de presentir el llanto en los seres que me han amado y he amado, porque no estaré allí para consolarlos, por lo cual me he preocupado siempre de elevarme más y más en lo que esté a mi alcance, justamente, para que no me olviden y no me dejen morir del todo en sus corazones...
 
Paradoja que corto aquí en esta entrega, porque unas lágrimas involuntarias se han hecho presente sin mi consentimiento, y nublan la escena que comenzó frente a un enorme montículo de piedra junto a mis padres a quienes miro permanentemente, converso con ellos, les doy todos los días un beso mañanero a los seres que más quiero, como lo hago con nuestro Señor y la Reina del cielo, con mis recados cotidianos y dando gracias una y mil veces...


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