jueves, 1 de septiembre de 2016

DEJAR ATRÁS LA TEMPESTAD...

Cuando la vida nos envuelve en sacudones, cuando una tempestad nos pretende atrapar, jamás hay que dejar de luchar, vengan de donde ven las razones, y todavía más si es que provienen de nuestros caprichos, dado que si no se claudica, si es que deseamos la vida cargados de esperanzas, debemos tener presente que "no podemos guiar el viento, pero sí cambiar la dirección de nuestras velas..."
 
Con más razón todavía si se ama y se es amado, que es cuando ya no se vive por y para uno, sino primordialmente dejando a un lado el "yo" para ofrecer el ser sin reservarnos nada...
 
"Si vivimos cada día de nuestra vida como si fuera el último, un día acertaremos"; y podremos sentir el verdadero sentido de la vida, y no el despilfarro que en este presente del mundo, nos va llenando de sombras poco a poco con el creciente abandono del sentido común, que nos aparta de los senderos que conducen hacia la realización, y nos pueden  aproximar a los resplandores de la Verdad...
 
Es posible, claro que es posible, pero solamente si lo intentamos.
 
No hay que desesperar, tampoco cruzarse de brazos, puesto que no es suficiente sólo confiar sino involucrarse en aras del despertar, pero..., "jamás hay que desesperar aún en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras siempre cae agua limpia y fecundante..."
 
Te lo comparte alguien que no se pone como meta dar consejos a nadie, sino decirte cuán útiles han sido los aprendizajes aprendidos en las aulas formales y también aquellas a la intemperie bajo el cielo abierto de la vida, que a tantos les ha servido: "preguntar al hombre con experiencia, y no solamente al hombre con estudios..."
 
Un eterno aprendiz como soy y seré mientras viva, no pretenderé nunca guiar el sentido del viento, pero no olvidaré que a mi alcance estará, orientar mis velas para seguir avanzando, único modo de dejar atrás la tempestad..., y seguir la luz del faro orientador.
 
 
 
 
 
  

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