jueves, 8 de septiembre de 2016

TREPADOS A SUS FALSOS PEDESTALES...

Mi libertad por encima de todo, por eso es que no me permito encasillamientos dogmáticos inflexibles...
 
No sé vivir de otro modo, lo aprendí dándome contra mis propios muros hasta que sentí una Verdad en mis entrañas que justamente, me hizo comprender que nunca fui más libre que cuando la fe llenó mis vacíos con sus certezas...
 
Y eso ocurrió hace pocos años, muy pocos, en términos comparativos con mi ya largo vivir, para que yo me diera cuenta que sin saberlo, había vivido en comunión total con las certezas que hoy proclamo a viva voz...
 
En el amplio abanico donde se suscita la existencia (en lo moral, político, social, ético, intelectual, religioso, filosófico), necesito la plena libertad de mis pensamientos con los que orientar mi obrar, mi decir, mi compartir, para ofrecer cuanto esté a mi alcance sin rejas que me aprisionen, ni prohibiciones que me silencien, ni condicionamientos impuestos en las materias que sean, que no cuenten con mis propias valoraciones, procesadas con la legitimidad de mi plena libertad, que me llevan a evolucionar y ajustar mis criterios en base a las circunstancias que el devenir le va presentando a mi sencillez...
 
A mí no me confunden los gritos innecesarios y mucho menos cuando carecen de fundamentos, tampoco me perturban las falsedades de quienes primero se mienten para luego mentirnos, al anteponerse al supremo colectivo dado que nunca el mezquino "yo" podrá vencer al solidario "nosotros", como suprema Verdad en la escena que sea, en Latinoamérica, en  el Continente Africano, en Europa, o en la China...
 
En este presente del mundo, asistimos al triste testimonio de un genocidio tan cruel como los que han quedado en la historia, pero no sepultados en el olvido. Pueblos enteros soportan el descalabro conductivo por el que condenan a movimientos migratorios que sufren la diáspora de la desesperanza, o el martirio de lanzarse a los mares buscando un resplandor para sus vidas...
 
Huyen de las miserias y de las guerras en las que ponen los muertos; son los que soportan el martirio de las crisis que no provocan y son caldo de cultivo para las mafias que lucran con sus desesperanzas como también lo hacen, con el triste negocio de la reconstrucción de las ruinas que dejan los artefactos de muerte.
 
Pero se multiplica también, el descreimiento en la clase política por personas sin grandeza que un día sí y otro también, en la escena que sea, generan dudas, intolerables conductas corruptas, por una impunidad que al mentirse, se creyeron que los cubriría eternamente trepados a sus falsos pedestales...
 
Por más amenazas que surjan, al final, "no podrán impedir al sacudir las ramas del árbol cargado de frutas podridas", que ellas terminen cayendo con el demoledor derrumbe de falsos mitos que a través de los años no han tenido nada de heroicos, sino todo lo contrario.
 
Se han envilecido subestimando la libertad del hombre, porque al fin, siempre, surge en alguien la voz acusadora de la Verdad al desnudo, que les descubre sus tapujos, y se les desprenden los velos engañosos que han creído invulnerables...
 
 
 
 
 
 


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