Ya he expresado en este blog a lo largo del tiempo, las muchas razones por las que me ato bien fuerte a la vida, tratando de impedir que me atrapen las calamidades de la declinación...
Por el contrario, me reafirmo en la gran tarea de luchar la existencia sacudiendo de nosotros toda indiferencia, junto a los apagones mentales que al final son los grandes cómplices que nos aprisionan y nos amordazan.
Sí, quiero la vida para dar lo que no he dado todavía, pero hay una razón, si no la esencial, que es la de respaldar a mis seres más queridos, propiciar que me sigan viendo joven por dentro, aunque yo no pueda ocultar las señales externas que me van dejando los años vividos y creo, no desperdiciados.
A mí los pliegues externos de la existencia no me importan, me dan lo mismo.
Yo también me miro a los espejos, no mucho, lo necesario nada más, y no me condiciono a sus mensajes, ni soy esclavo de la imagen que ellos puedan mostrarme, como tampoco condiciono las conductas de mi obrar, porque ellas sí, responden a lo que verdaderamente soy y siempre he pretendido ser por dentro, reinando en el universo de mi ser donde la insensatez y las tonterías no tienen espacio.
Mis seres queridos me miran permanentemente, y a ellos les mostraré siempre mientras un suspiro permanezca en mí, que vivo por y para ellos, pues constituyen para mí la plenitud de la vida, el gozoso anticipo temporal, de una felicidad sin tiempo que estoy convencido debemos conquistar, en el paso a paso aproximándonos al destino deseado, donde nos esperan quienes nos han precedido y mantienes prontas las parcelas en lo alto para recibirnos...
Allí ya no habrán penas ni olvidos, pues todo será alegría en la gloria del amor, dado que ni de las esperanzas necesitaremos más...
Pero también nos miran quienes son los testigos cotidianos de nuestro caminar, quienes luchan codo a codo con nosotros, quienes brindan resplandores nuevos al duro tránsito de la existencia, como los amigos del alma, los amigos como hermanos en reciprocidad total...
Cuando se tienen esas certezas, y además la invencible fortaleza de la fe en un don gratuito como la vida que nos han regalado, no habrá razones para temer y sí proyectar las potencialidades que jamás podemos dejar adormecidas.
Porque tantas veces el hombre no llega a comprender los vuelos que puede realizar, los sueños que puede soñar, los horizontes que puede alcanzar, al no valorar la maravilla de la vida al quedar aplastados por los techos de la realidad que no intentan transformar, por mediocridades, por miedos cobardes, por sombras que no despeja de su vida, por anclas que los sujeta al barro de las miserias, y les impide toda dignidad...
No hay que hacerle el caldo más gordo a los miserables, a los que nos miran con sus trampas prontas para envolvernos en sus redes y aprovecharse de sus conductas corruptas y explotadoras repletas de vilezas.
Pero para eso hay que crecer por dentro, hay que comprometerme, hay que asumir roles, hay que despertar en lo cultural, en lo político, con valores éticos y morales, y responsabilizarse para que nadie crea que somos muñecos de descarte, ni que nos pueden manipular a su antojo cuando se trata de nuestras vidas y nuestros destinos...
Tampoco se trata de actuar solamente cada cuatro años al emitir el voto, sino de mostrar en lo cotidiano que somos celosos guardianes de un mandato por el que tenemos la obligación de defender, para que en el duro caminar de la vida, nadie nos estafe nuestras legítimas esperanzas..., con envolturas perimidas, ni propuestas irrealizables, nos inflen burbujas populistas que terminan por explotar para que financiemos la crisis, ni nos traigan ajenos aportes ni recetas lejanas que no nos aportan nada...
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