Tengo la sensación (y es lamentable), de que quienes vienen detrás de nosotros por los caminos de la vida, enfrentan el enorme riesgo de andar por serpenteantes e inseguros senderos de cornisa...
Un paso en falso, una fragilidad de la voluntad, un viento fuerte cargado de maldad, los puede empujar hacia el borde de algún precipicio, justamente y porque en general, se sale a la vida tantas veces, con una alta carga de inocencia al ignorar que al lado de ellos transita la mala intención, el zarpazo dispuesto a tumbarlos, de tantos que se visten de blanco pero están por dentro, teñidos de negro.
Esa sensación la he ido confirmando con los años, al escrutar este presente del mundo tan engañoso, tan enfermo, tan materialista, tan despojado de espiritualidad.
Y ante ese peligro latente, resistiré, compartiendo la enorme preocupación con la que se redoblan mis rebeldías que no puedo ni debo silenciar.
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