martes, 5 de abril de 2016

MOMENTOS Y ETERNIDAD...

De mis "Misceláneas del alma" (tomo IX)
 
Sigo con empecinamiento cavando en la arena hasta encontrar la roca, ese cimiento con sustento que nos mantiene en la firmeza, y soporta las tempestades y calamidades a que nos somete la vida.
 
Compartiré esa certidumbre con los medios a mi alcance, pero mucho más entre quienes no hayan podido alcanzar ese convencimiento, ante la confusión y el tembladeral que los perturba, cegados por la inmediatez.

Me preocupan mucho las escenas en que mañana tendrán que vivir nuestros hijos y nietos, repletas de hostilidades, manchadas de materialismos..., sin sustancia.
 
Mientras se me permita bucear por las profundidades, usaré el periscopio de mis búsquedas, para que mis aportes, apenas eso, sean mi humilde contribución para quienes no hayan percibido diferencias abismales entre "momentos" y "eternidad".
 
Si a mi edad no tuviera esa certeza, muy poco habría alcanzado en mi vivir para facilitar un despertar.
 
Doy gracias porque un día se me permitió sentir que me rescataba con mi propia resurrección, más allá de que el gris de mi pelo me anunciara una tardanza que no fui capaz de evitar.
 
Antes, me detuve demasiado en los "momentos", ahora, me valgo de ellos para aproximarme a la "eternidad".
 
Antes, miraba mucho hacia afuera, ahora, oxigeno mis entrañas gozoso al sentir que la Verdad está (siempre estuvo, aunque no lo supiera), en mi universo interior.
 
Había allí una luz que no era ni es mía y mi terquedad ignoraba, confundido con los "momentos" falsos en los que me empeñaba en construir algo en la arena.
 
Y no me cansaré de reiterarlo, en cada entrega como lo hago en este aporte, irá una gota de mi sangre con la que sellaré la comunión que entablo con la Verdad que a todos nos subyace, para guiarnos, para que no nos precipitemos en los abismos de la falsedad que nos impedirán la "eternidad".
 
Pero hay que conquistarla pagando altos costos, y a veces, hasta el martirio...


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