lunes, 4 de abril de 2016

TRAMPAS EN LAS SELVAS POBLADAS DE ENGAÑOS...


No es que el hombre arroje solamente sombras sobre la especie humana y el medio ambiente del que tanto necesitamos.
 
Jamás me he enrolado en la corriente de pensamiento que proclama el catastrofismo como tendencia primordial, más allá de que me haya esmerado en marcar los comportamientos equivocados que tantas secuelas negativas dejan a lo largo y ancho del mundo.
 
Mis enconos nacen justamente, porque el buen vivir no es noticia prevalente, como si los escándalos fuesen los productos más reclamados y mejor vendidos...
 
Son los ecos de un mercadeo infame en el que se incluye al ser humano como un producto más, y tantas veces en las góndolas del descarte, y esa lamentable constatación me lleva tantas veces a insistir y recalcar la odiosa presencia de sus mercaderes...
 
Pero en el fondo de mi alma permanece imbatible un reír sonoro por la verdadera vida, por los senderos de esperanza que no se deben abandonar, porque solamente nos arrodillamos ante el altar del amor, que muchos se proponen vencer  y aniquilar, sin comprender que es un propósito imposible...
 
Hay seres que no se doblegan ante ningún torbellino, que no le tienen miedo a los tsunamis
que nos quieren arrastrar, ni a los remolinos negros que levantan aquellos que se afilian a las perdiciones que luego dejan muerte, devastación, ruinas, negociados sin alma y fatalismos incomprensibles...
 
Seres que son el recurso más valioso de la humanidad, que en su gran mayoría actúan sin hacer ruido, tratando de pasar desapercibidos, que se han forjado haciéndole frente a los vendavales, que se han fortalecido desde el dolor y el sacrificio, porque han comprendido que es una maravilla la vida y la naturaleza, que tantos se empeñan en contagiar y destruir...
 
Seres que son capaces de dar la vida por un ser querido, de jugarse por un semejante, de no escurrirse por los escondites de la indiferencia, que abren surcos nuevos para quienes vienen detrás, y que no se bajan así nomás, vencidos y claudicantes del ring de la vida para que no los golpeen más, sino que dan "pelea permanente" por más poderoso que sea el adversario.
 
Seres que están convencidos de que un mundo mejor es posible, porque saben que nunca estarán solos, ni caerán en los precipicios de las inconductas y la hipocresía, justamente, porque no están colmados de vacíos..., sino repletos de amor.
 
Seres que no caen fácilmente en las trampas que les ponen, los que solamente saben vivir en las selvas pobladas de engaños...
 
 
 
 
 
 

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