domingo, 24 de abril de 2016

DESDE MI SENCILLEZ, POR LA DIGNIDAD DEL HOMBRE

En ningún acto o propósito que encaro en mi vida, jamás busco otra cosa que vivir espontáneamente mi sencillez.
 
En mis intentos escritos ( sea en los libros que están allí, publicados algunos y esperando turno los más...), sea en las entradas que registro en este blog, sea en mi obrar cotidiano, ni siquiera me he imaginado nunca, otra cosa que no sea dar mi ser y compartir los contenidos que viven conmigo, con mis semejantes.
 
Jamás he utilizado el doble sentido, ni  utilizado la moneda de dos caras que tiene la ofensa y la hipocresía, porque he aprendido en el largo vivir que hay andar por la vida de frente, con coraje sí, pero poniendo por delante la honestidad y la generosa humanidad, valores que tan deprimidos deben sentirse en este presente calculadoramente indiferente y mezquino...
 
Ya no se escriben pentagramas para que nos envuelva la placidez, tampoco se registran en los muros mensajes de unidad sino de ruptura, se ausentan los valores para darle paso a los caprichos insensatos del hombre, se abandonan los sacrificios para que reine la inmediatez, la corrupción siembra el descreimiento en los sistemas conductivos, los odios y los rencores explotan a lo largo y ancho del mundo con un terror asesino sin límites, la usura ríe su codicia voraz en el campo orégano que se le brinda a su merced, las explotaciones diseminan  las maldades del hombre sobre sus semejantes, con el beneficio adicional de las manipulaciones que pregonan un mundo materialista, vacío de espiritualidad..., que confunde a los más para no dejarlos pensar.
 
Un presente peligroso, mal encarado, regido por reglas de mercadeo y de descarte, que para nada tiene en cuenta lo esencial, que es la dignidad del hombre.
 
 
 
 
 
 
 
 


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