miércoles, 2 de diciembre de 2015

CON FIRMEZA Y SIN MIEDOS QUE AMORDAZAN...

Miro en forma permanente a este mundo que entre todos hemos hecho...
 
Y no puedo ni debo permanecer al margen, puesto que si lo hago estaría hiriendo a mi propia dignidad, haciéndome indiferente o cómplice de los padecimientos que mis semejantes soportan aquí, allá, o más allá..., donde se orienten mis búsquedas.
 
Veo conflictos que vienen desde la historia en los diferentes presentes que me han tocado vivir, y compruebo con dolor que se renuevan en diferentes formas, tan atroces como aquellos que nunca quedarán atrás con el engañoso conformismo de los olvidos...
 
Jamás sumo mis propósitos con la mala disposición de reabrir heridas para que vuelvan a sangrar, ignorando la imprescindible concordia que le niega la esperanza a tanta gente, sino que al considerarlos me esfuerzo en el sano objetivo de que no se vuelvan a repetir y tanta semejantes aprendan a esquivar el tan alto grado de maldad que nos rodea...
 
Mi naturaleza me ordena caminar por los senderos del compromiso y el involucramiento, para dar respuestas a las calamidades que se suceden a diario y que presenciamos en vivo y en directo y para ello me aferro al testimonio de mis intentos inclaudicables durante el transcurso de mi largo vivir, con mis actos cotidianos transpirando en el ring donde se pelea la vida , con mis aportes escritos en los que llevo aplicado más de cuarenta años (con algunas publicaciones e inédita la mayor parte de mi producción escrita), y con la total entrega de mi ser al rol cristiano del que no me desvío, antes, durante el proceso de conversión y después que el don de la fe destrabó mis bloqueos en estos últimos años, cuando me ratificó al despejar mis cegueras, que mi caminar anterior venía en simbiosis total hacia la aproximación que luego se manifestó en mis entrañas...
 
Y con mi edad que ya es mucha, estoy al firme en las trincheras del amor renovándome cada día en un nuevo despertar dispuesto a no permitirme claudicaciones, ni apartarme del rol supremo de no quedar en ninguna retaguardia que me excluya de una lucha sin la que no podría vivir...
 
Por eso es que necesito involucrarme para abrirle brechas a la esperanza, y ello trae consigo la búsqueda de la Verdad, la denuncia de los horrores del hombre sobre sus semejantes y el medio ambiente, pero haciéndolo sin inocencias, llamando a las cosas por su verdadero nombre, introduciéndome en las selvas en cuyas sombras se esconden las intenciones más siniestras, los fundamentalismos más descalificables, los intereses más mezquinos, y los olvidos más crueles...
 
Pero intentarlo con firmeza y sin miedos que amordazan.
 
Aprendí a no dejarme manipular, a esquivar las zancadillas de los engaños, a detenerme siempre que se me requiera para dar una mano o las dos si es preciso, a darme en la más pura extensión del concepto, con actos generosos, sin cálculos previos, siempre por amor y porque sí y actuando así, aproximándome de ese modo hacia mi destino, tuve que enfrentarme en muchos momentos de mi vida a gente artera, mediocre, traicionera, disfrazada, siempre con cálculos de rendimientos previos, gente que al fin todavía cree que el verdadero éxito es el dinero, el poder, la figuración, los dictados de las Bolsas y el mercado, que son  rasgos comunes con los que se manifiestan las mafias explotadoras que en el mundo dictan sentencias con el pulgar hacia abajo, y le estafan las esperanzas a tanta gente que se rinde y les brinda idolatrías,
 
Cada vez es mayor la cantidad de gente que de un modo u otro es víctima de "la cultura del descarte".
 
Y todavía hay que soportar la falta de grandeza del poder político, cuando no le pone freno a tantos desenfrenos que atropellan sin piedad, llevándose por delante la dignidad de los más que son los que más me preocupan, y cuando no, dejando a un lado la Constitución y las leyes con actitudes dictatoriales con miedos que silencian los gritos de justicia y liberdad, pisoteados por quienes no permiten que se pueda proyectar la vida con la legitimidad que se merecen los pueblos, la gente común, la que todos los días se enfrenta a la cotidiana realidad de "economía real" que es donde más se sienten los gritos de las desesperanzas...
 
 Y yo que provengo de esa realidad tan castigada de los que pueblan los llanos, me enfrento como puedo a las altas cúspides desde donde nos digitan la existencia, ante el imperio de la libertad y el legítimo derecho de que nuestros hijos y nietos puedan proyectar su futuro y caminar por los senderos de la dignidad... 
 
Y no estoy dispuesto a renunciar a ese propósito ni a silenciarme si depende de mí, para que mi vida tenga el sentido que le adjudico, y que seguramente  del proviene del amor que nos la dio gratuitamente y que debo devolver con frutos.

Es por allí que rondan mis sueños, los que mantendré en cada aurora mientras se me mantenga la
 existencia...

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