La altanera soberbia y el encono no hacen una buena pareja, porque la confusión que se genera propicia la pérdida de control que te puede llevar a la desagradable subestimación, a la falta de respeto, al insulto soez, que se expresan en el mal decir de quienes al fin recibirán el búmeran con sus latigazos y sus puntos en contra.
Ese estilo con "pinta ganadora" no es de recibo, es más, te lleva a desoír todo lo bueno de un discurso que poco a poco se fue manchando, desintegrándose, olvidándose que para transmitir lo esencial, nunca es necesario perder el buen tino de la cordura, la sensatez y la sencillez...
Esos valores son las columnas que sustentan la Verdad, porque nunca se encuentra roca firme en la vanidad, que no convence, que no resuelve la opinión indecisa, que no transmite ilusiones, justamente, por ese complejo escondido que está detrás y que al final de ese modo aferrado a los agravios, en forma inconsciente expresa que allí no hay grandeza y además con el peso de las dudas por el peligroso desencanto de saber que puede no llegar primero a la meta...
Ahora, "es tarde ya..., para volver de nuevo atrás...", por eso es que resulta imprescindible dominar el ego cuando este atropella y puede dejar el tendal de malheridos.
Es una opinión, más allá de que la Verdad siempre aparecerá con el resultado de su tamiz.. "
No hay comentarios:
Publicar un comentario