martes, 29 de diciembre de 2015

EL INFIERNO TAMBIÉN ESTÁ AQUÍ...

Uno mira con atención los descalabros de este presente del mundo, y sobrepasa la capacidad de asombro (y rechazo) que se pueda concebir, multiplicando en forma exponencial nuestras rebeldías...
 
¿A quién se le puede ocurrir con razonable certidumbre que Dios tenga algún vínculo con la libertad tan mal utilizada por el hombre?
 
¿Es que las guerras, el hambre de tantos de nuestros semejantes que nos avergüenza, las drogas, el armamentismo, las funestas formas de explotación, el materialismo dominante, la corrupción, la flagrante manipulación que nos confunde para no dejarnos pensar, el consumismo salvaje, las mentiras, la atrocidad de los genocidios, las miserias de la indignidad, las intolerancias que se manifiestan con el horror del terror, la falta de grandeza de los conductores políticos que no se orientan hacia lo esencial de sus pueblos, los lamentables olvidos de aquellos que con un poco nada más de sus recursos podrían cambiar la vida de tantos, no son acaso consecuencias de las más oscuras conductas del hombre y del infierno que está aquí...?
 
Es la insensatez, el egoísmo, la infamante crisis de ambiciones, la negativa supremacía del "yo" que deja a un lado el "nosotros", la insensibilidad, la falta de humanismo que campea por donde se mire este mundo materialista, tan vacío de espiritualidad...
 
¿Hasta dónde más quiere llegar el hombre con sus crueldades, con sus indiferencias, con las estafas que sumergen a tantos semejantes en las miserias?

 No hay que culpar a la Providencia por esas endemias que oscurecen la vida de tanta gente, justamente, por las sombras tóxicas que arroja el hombre e impiden el resplandor de un renacer por el que nada ni nadie impedirá que sigan en activo las trincheras de quienes luchan sin desmayos por la dignidad de los que son más, los más carentes, que son los que más nos convocan...
 
No renunciaremos nunca a ese propósito, tampoco lo silenciaremos, para no ser cómplices de tan tremendos desvíos..., en esas selvas en las que tantos se esconden y reproducen, el infierno que también está aquí...
 
Lo asumimos como un rol, un mandato, un compromiso que nos sale del alma...
 
El infierno también está acá, entre nosotros, en el cotidiano vivir, acechando siempre con sus trampas, con sus engaños ahuyentando las esperanzas de los más desamparados...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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