miércoles, 17 de junio de 2015

Genocidas que tutelan las indiferencias más crueles...

Es muy común que no miremos hacia el costado donde tantos semejantes han recibido la vida para padecer martirios incomprensibles, que además soportan durante toda su existencia.
 
Por lo general quienes anteponen el "yo" y se olvidan del "nosotros", no piensan en los que sufren más...
 
Tampoco suelen ser el centro de su atención, quienes por diversas razones han perdido las esperanzas y claudican, ya casi sin lágrimas para poder llorar..., y se abandonan en los callejones perversos de las miserias.
 
Están también aquellos que están dispuestos a todo por buscar un resplandor, una esperanza para sus vidas, y terminan dejándola en el fondo de los mares, o desgarrados al colgarse de vallas discriminatorias que les impiden alcanzar derechos esenciales que en sus tierras se les niega...
 
En este mundo al revés, quienes algo o mucho pueden hacer por ellos, se centran más en las consecuencias que en combatir las causas de tales desigualdades provocadas por los genocidas que tutelan las indiferencias más crueles.
 
No se percibe una reacción de los poderosos que en sus manos tienen al menos paliativos para combatir en sus causas, realidades que nos avergüenzan y cada día nos están interpelando.
 
Pero claro, los movimientos migratorios son noticias mediáticas, están en vivo y en directo y ahora algunos gobiernos están creyendo en los repartos de auxilios reparadores que en sí mismos tienen su valor, pero que no van a terminar con los engendros de las calamidades a las que nos estamos refiriendo, si no se resuelven de una vez por todas las causas que en cada origen, generan tanto dolor, tanta tremenda discriminación, tanto oscurantismo cultural, tantas mafias traficantes, tantos abandonos que condenan a nuestros semejantes a tanta indignidad, como si fueran unos pobres individuos de segunda, los últimos clase Z, objetos, ninguneados, en definitiva..., como si fuesen los "nadies" que estorban, que pululan por los mares porque sí, y da igual que vivan, que mueran, que sean niños, hombres, mujeres, quienes al final si no hay otro remedio, igual sirven para que coman los tiburones...
 
Pienso en los que sufren toda una vida, me duelen sus dolores, y por ello siento vergüenza.

Yo lo digo a mi manera y me hago cargo de mis dichos.

También el papa Francisco lo dice a su modo: "por los tantos hermanos que buscan refugio lejos de su tierra natal, en busca de un hogar donde puedan vivir sin miedo, para que su dignidad se respete siempre." "Animo la labor de cuantos los ayudan y espero que la comunidad internacional actúe de manera armoniosa y eficaz para prevenir las causas de la migración forzada. Y os invito a todos a pedir perdón por las personas e instituciones que cierran la puerta a esta gente que busca una familia, que intenta que los proteja".  

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