Nunca hay que abandonar el sendero de la sencilla humildad, jamás nos debemos marear por las circunstancias que puedan "engolosinar" nuestra existencia...
Y hasta cuando escribo, utilizo abundantemente el recurso literario de los puntos suspensivos..., justamente porque respondo con generosidad ante los propósitos que me convocan.
Me impulsan tres razones fundamentales: a) para dar a entender que tengo más argumentos para agregar a mis narraciones o conceptos que expongo; b) para ofrecerle a mis eventuales lectores un espacio que les reservo para facilitar que ellos agreguen sus propios conceptos según sus vivencias y circunstancias; y c) porque entiendo que ellos pueden enriquecer el diálogo que intento entablar, convencido como estoy que cada uno hace su singular interpretación muchas veces más certera y profunda y por tanto más valiosa que la mía, sobre el hilo conceptual que se expone...
A mí no me ha guiado nunca otro propósito que el de compartir lo que siento, jamás me propuse convencer (ni aconsejar) a nadie sobre sus ideas, invadiendo el territorio sagrado de la libertad plena de cada quien, consecuente con mi obstinada postura de respetar los límites que no se deben transgredir en ninguna circunstancia...
Pero ello no significa que exprese y defienda con pasión, todo el universo conceptual con el que se construye y se desarrolla la dignidad, la constante elevación del hombre en las aulas a cielo abierto de la vida...
Sin soberbias insultantes, alertas en la sencillez, esquivando trampas, sin confundirnos, sin marearnos ante los espejismos, sin las mordazas del miedo que nos silencia, y tantas otras razones que seguramente cada quien, agregará en estos puntos suspensivos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario