Al día siguiente al de la presentación de mi novela:"OCULTOS EN LAS SOMBRAS", tuvimos un encuentro excepcional, en el que festejamos los primeros sesenta años del amigo Justo, en una tarde-noche en donde la emoción se adueñó de los sentimientos.
Y el domingo luego de salir de misa, recibí la llamada de un amigo quien me expresó su estado de ánimo, las emociones que se sienten de alguien que lo contempló todo "desde las gradas" -así lo expresó- y supo apreciar también, lo que sentí yo "desde el escenario" y los esfuerzos por controlar las gotas de llanto que inundaron mis ojos, por todo lo que allí se expresó...
A través de esa llamada telefónica, nos intercambiamos conceptos muy valiosos, reconfortantes, que nos hacen pensar en lo profundamente importante que es tener activa la mente, sin anquilosis, aunque las circunstancias de la vida nos marchiten el cuerpo limitándonos (que es la cruda realidad de su caso), aunque no puedan jamás desplazar nuestras esperanzas, motivándonos para hacerle frente a los desafíos con los aportes que podamos hacerle al convivir y al despertar renovador de cada amanecer, más allá de las penurias que podamos sentir, obligándonos siempre a soplar fuerte para ahuyentar las sombras de este oscurantismo reinante que se propone aplastarnos...
Pero si tenemos claridad en la mente, no podrá con nosotros, no nos desplazarán los vientos malos ni las malas hierbas que siempre huelen mal, mientras se tengan los resplandores que el amigo tiene, y los destellos que estuvieron encendidos en casa de Dhapné y Justo, porque se levantaron antorchas en aras de la amistad, la dignidad, y la elevación que nos permite otear la vida desde horizontes nuevos..., y mucho más todavía si somos seres que sienten en el alma el compromiso de abrir y regar surcos para quienes vienen detrás...
¡Cómo no dar gracias por esta maravilla de la vida que nos han regalado, que nos permite encontrarnos y enriquecernos con gente así!
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