Mi vida no tendría sentido si no continuara como hasta ahora, prendido a mis pasiones...
Atado indisolublemente a los seres que más quiero, y tienen repleto el vaso donde se acumulan las esperanzas que llenan de sentido mi existencia, que para nada se concentran prioritariamente en mí, sino en ellos y en mis semejantes...
Sin eludir jamás desafíos nuevos, ni esconderme en algún recodo escondido en las retaguardias donde pueda aplastarme la cobardía, la comodidad, el miedo o la indiferencia...
Asumiendo con coraje hasta el límite mismo de la osadía si es preciso, las circunstancias a las que me exponga la vida, de frente, sin silenciarme, peleando como pueda en el ring de la vida, y utilizando el encordado para poder esquivar y responderle a los golpes de los ocasionales contrincantes, sin desfallecer, siempre transpirando alerta, para que ningún intento y menos a traición, pueda dejarme caído para que me inicien el conteo fatal...
Jamás sobrevalorándome, para que la sencillez de mi ser no abandone nunca los marcos que la prudencia me indiquen, para que en mis íntimas reflexiones no tenga que arrepentirme por haber abandonado los circuitos del amor...
Sin dejar la convicción de ser mientras viva, un aplicado alumno sometido a la más magistral lección de amor nunca suficientemente aprendida, que nos regala la Causalidad con su generosidad sin límites...
Condicionado a la escala de valores esenciales que me han inculcado, y todos aquellos que he procurado forjarme paso a paso, golpe a golpe en el yunque de la vida, para defenderlos abriendo surcos, regándolos para quienes vienen detrás, intentando dejarles como herencia, intangibles mucho más valiosos que los bienes materiales que al fin, no son los que abren el portal del destino de mis sueños...
Dejando testimonios concretos de coherencia con la Verdad que proclamo, para no quedarme adormecido en vanas retóricas sin sustancia por mediocridades envueltas de hipocresía, por haberme excluido de mis luchas, detrás del antifaz cobardemente, por cálculos mezquinos, o poniéndole un precio miserable a mi dignidad...
No concibo otro modo de hacerlo que no sea, prendido a mis pasiones...
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