Muchos son los temas y propósitos que en forma cotidiana me convocan, para que yo responda con la pasión de la que no puedo desprenderme.
Pero he aprendido a controlar las ansiedades que viven conmigo, y permitirme remar mar adentro en búsqueda de la captura que está en lo más profundo, y que me exige el esfuerzo de superar las corrientes que me opone el viento en contra, o los remolinos traicioneros que se proponen engullir el coraje o la osadía de quienes no se permiten desfallecer de sus intentos...
Por ello debo optar, así me lo ha exigido siempre la vida, para que yo no me niegue a ningún llamado evitando el naufragio de mi barcarola, que ha soportado ya tantos embates...
Es por esa razón que se me presentan a veces, circunstancias por las cuales mi fidelidad al compromiso y el involucramiento que están firmemente arraigados en mí, me obligan a reorientar u ordenar mis intentos según las prioridades que me piden "cancha y acción", para que yo jamás deje de transpirar mis combates en el ring de la vida..., nunca contemplando a otros del otro lado del encordado, en el ring-side contemplativo y sin riesgos...
Se trata de vivir sin renunciar al perfil que se siente en el alma, resaltando ese mandato que viene desde las entrañas: "sigue aunque te duela, no te detengas, no renuncies a la acción, no permitas vacíos dentro de ti, no le abras rendijas a tu ser, para que por ellas se cuelen evasiones, frivolidades, escándalos, cobardías, mediocridades que te irán aplastando poco a poco..."
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