jueves, 3 de noviembre de 2016

ME QUEDÉ SIN ELLA, APENAS NACER...

Hoy le toca el turno para ser compartido el Tomo VI de mis "Misceláneas del Alma", en pantallazos que vengo difundiendo para que no crean mis ensayos que me olvido de ellos...

En el Prólogo escrito el 1/3/2002, expuse propósitos que considero irrenunciables "para vencernos", del que transcribo algunos fragmentos sin renunciar al sueño de publicar totalmente ese Titulo que ha sido durante tantos años, cabecera de mi altar nochero:

"Cuando me informo sobre la realidad cuántica que escapa a mi percepción, siento cada vez más acentuada mi propia pequeñez.

Si antes la inmensidad del universo me abrumaba, ahora es la vasta e invisible pequeñez quien me sorprende, con los avances del hombre sobre ese territorio insondable en el que se manifiesta, también, la inconmensurable ingeniería de la creación.

Y se renueva en mí  uno de los eternos conflictos de mis búsquedas, de mis ignorancias, sobre la enorme distancia que mantengo con la Verdad, con lo sustancial, por más que he procurado cultivarme a lo largo de la vida.

Apenas he llegado a una de las más elementales estaciones del conocimiento, lo que me permite ratificar, el pesar que deben sentir los sabios, cuando comprueban lo poco que saben, y todo cuanto aún les falta investigar.

Que esto vaya también, sin ofensas, claro, para quienes se creen que han cavado hondo en los vericuetos del conocimiento y caen con irresponsable facilismo en una sobrevaloración que no es procedente, y los perturba porque se engañan fácilmente, pero no a todos confunden.

En general el hombre está dando sus primeros pasos hacia el saber, con auténtico crecimiento. Esboza pero no define, busca, investiga, pero la realidad se resiste a ser invadida totalmente, exigiéndole el paso a paso, igual que en la vida..., que siempre es preciso ir dándolos con la certeza de la responsabilidad determinada, que lo haga vencedor de hallazgos que siempre se deben conquistar...

Después de todo, ¿quién es el hombre en el universo de sus búsquedas para exigir nada, ni pedir revelaciones para empezar a creer, si antes no adquiere el derecho de encarar al menos su propia superación interior, espiritual, verdadera, intangible, imprescindible, testimonial, en lugar de andar acumulando riquezas y excesos que no son tales, sino meramente materiales y tantas veces malignos para su propio despertar?

Si la vida no es más que una sucesión de momentos, una fugacidad en la irreversibilidad del tiempo, ¿cómo es posible que nos confundamos tanto, perturbando nuestro andar detrás de lo vano y por ello innecesario...?

Yo lo entiendo así, y si cada quien se exigiera de modo similar, viviendo para vencernos, qué diferente sería este mundo que hemos hecho repleto de sufrimientos, frustraciones, desapegos, descreimientos, carente de valores, miserias, en un calvario sin resurrección...

Un día como el de hoy, nació mi madre muerta, y no encuentro mejor obsequio, que mostrarle en qué anda mi vida, hacia dónde van los pasos de aquel niño que a penas nacer se quedó sin ella hace ya tantos años...

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