Un 27 de julio, día del fallecimiento de mi madre, me llevó a iniciar (en el año 2003), el Tomo X de mis "Misceláneas del Alma", el último de esa serie, expresando:
"Siento una ansiedad a flor de piel que fluye desde lo profundo, que no se desprende de mí, a la que subtitulé: "Servir por amor".
Para cerrar ahora estos pantallazos que estoy ofreciendo en este blog del ensayo que acaparó tan largo tiempo de mi vivir, hoy, reitero esa apasionante relación de fechas que han signado mi vida, como allí dejé registrado:
"Ayer (26/7/2003) culminé mi Tomo IX, cuando en un día como ese, falleció mi padre (el 26/8/1995).
Un día como el de hoy, 27, nacieron: mi esposa y mi hijo.
Y hoy, nace también este Tomo ( el X, el último de este Título sobre el que vengo difundiendo pantallazos), cuando vuela mi mente hasta el cielo, buscando (otra vez en la inmensidad), a mi madre muerta que se fue un 27 tan lejano ya en el tiempo, pero no en mi corazón.
Es así cómo, (registré, entonces), los seres más queridos de mi vida se relacionan en esas fechas, para que yo les cante con mi alma gozosa, una canción de amor.
Pero hay algo más, hoy, como si lo expuesto no bastara, tenemos en nuestra casa la imagen itinerante de la Virgen de Fátima, que en peregrinación mensual, llega todos los 27 para acompañarnos con su presencia, para ahondar en oraciones multiplicadas que nos acerquen más a Dios.
Yo sé que muy poco les aportará esto último, a quienes no tienen fe y los comprendo, tienen derecho a creer o no creer, y no está en mí perturbar en modo alguno sus convicciones.
Sí está, proclamar que escribo como amo, y lo hago y lo siento hacia mis más íntimos seres, como a mis semejantes, estableciendo solamente mis sencillos testimonios, al considerar a priori que serán recibidos, conservados o descartados, según el libre pensar de cada quien.
Allí está plasmado el objetivo central de nuestros propósitos, prepararnos mejor para cumplir con el compromiso de servir por amor...
Un intento más, nunca el último si depende de mí, en el que nuestro ser se entregue sin retaceos, sin falsos trueques mezquinos, repleto de amor, vacío de vanas ambiciones...
No permitamos que nuestros corazones se cierren ente el clamor desesperado de los que sufren.
No perdamos sintonía con los mandatos del amor, ni hagamos pactos despiadados con el "no me importa..."
Este ha sido el llamado que me apremia, el potente imán de este registro, para que vuelque mis latidos, como suspiros misceláneos del alma...
Siempre será la realidad, mejor dicho, serán las sombras de la realidad las que me inspiren de la mano de la Causalidad, para ahuyentarlas, de modo que las tinieblas no perturben que la luz superior ilumine los senderos del hombre..."
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