miércoles, 4 de octubre de 2017

"PONGO MI VIDA EN JUEGO..."

Me ha escrito un amigo desde Uruguay, sobre un artículo del periodista Ismael Blanco, en el cual el 2/10/2017 expuso contenidos que comento (http://www.uypress.net/auc.aspx?80434154):

Resalta luego de leerlo, que "cada día que pasa soy más incrédulo de que tengamos la capacidad humana para salvarnos", y agrega que cada uno de nosotros lo percibirá seguramente desde su óptica, pero lo valioso es que nos induce a reflexionar y discernir-me dice Luis, - y yo le agregaría: además, nos lleva a dialogar, a encontrarnos una vez más, a conectarnos, a no permitir distancias que nos separen...

El artículo me merece los siguientes comentarios:

Yo siempre he sido un soñador en mis noches sin sueño, pero poblada de sueños..., y ese testimonio está también en mis libros y más reiterado en mi propia vida... Es más, títulos y temas de algunos de mis libros, me fueron "dictados" por la Causalidad en sueños, los que al despertar, fueron la naciente de algún ensayo y más de una novela.

Para mí "guijos" son los jirones de mi propia vida, esos segmentos de uno mismo "que nunca está en los libros", dice el autor del artículo, pero yo sí que los he expuesto en los míos, porque es desde el dolor, desde el sacrificio, desde el compromiso, desde el involucramiento, que la observancia de la realidad me ha llevado a escribir sin detenerme una vez que comencé, cumpliendo con esa dura y exigente tarea con la carga de la realidad, que he mezclado con pincelazos de ficción. según la inspiración que me viene dada para que yo le agregue algo..., seguramente lo menos valioso, y no lo digo porque se explaye la falsa modestia, sino porque así lo he sentido siempre, con la coherencia de mi vivir...

En mis ensayos (que son muchos y sin publicar todavía, dado que solamente he compartido pantallazos de ellos en este blog), he respetado el impulso de orientarme como el autor cuyo artículo comento, hacia lo que él llama pequeñas historias, esas que van de una a una, y que extraigo del cotidiano vivir...

Comparto con él, reconocer mis propios defectos, mis limitaciones, puesto que he llegado a ser y hacer lo que he podido, desde mi propia sencilla pequeñez, mi humildad, donde lo he puesto todo viviendo y escribiendo con pasión sin reservarme nada, y dando todo el universo de mi ser, porque sí, como se da el amor y la amistad, sin canjes, sin esperar nada a cambio.

También como él, refiero a las historias de mi vida, en la que he sido un personaje más de mis novelas (las publicadas y las que están esperando su turno), que nunca se arrodilló ante ningún falso altar, todo lo contrario, dejé siempre a un lado, tomando distancia, de los pedestales que se levantan los poderosos, sin ningún miedo, expresándoles a las claras que a mí no me pueden comprar, que ellos no tienen el dinero suficiente que mal compre lo que no estoy dispuesto a vender, dado que mi libertad y mi dignidad están por encima de todos y no se canjean "al vil precio de la necesidad...", ni de la excesiva ambición.

Pero no estoy de acuerdo en esa parte en la que Ismael Blanco afirma (en una generalización que por ser tal, para mí no es válida, porque además juzga definiéndola como "insincera para empezar, cuando no de farsante y de hipócrita para seguir"), porque yo aseguro ante el Santo libro que se prefiera, que nunca he flaqueado aunque me hayan golpeado en lo que más me duele, que nunca he sentido la sensación de hallarme derrotado y claudicante, que jamás pedí que me tiraran la toalla mientras he peleado en el ring de la vida aunque la lona estuviera ensangrentada con mi sangre. Es más, he vivido circunstancias límites en las que ha estado en juego mi propia vida, y aseguro que las enfrenté sin miedo..., aceptando que quizás no he sido prudente ante ellas, pero lo afirmo porque así fue...

Además afirmo y testifico bajo promesa de Verdad, que en ninguna mañana, en ningún amanecer me han faltado fuerzas para enfrentarme con la vida, con un nuevo desafío, justamente, porque hago de ello y de esa actitud, un supremo lema de mi vida, que me propone esa certeza enquistada en mis entrañas, y no me ha permitido andar "holgado de ética, moral y buenas costumbres", como para andar juzgando a mis semejantes, salvo cuando se trata de levantar la mano pidiendo cancha, o estar en mis trincheras al referirme a las miserias de los miserables..., que por supuesto existen, que están metidos por todos lados, aunque estén disfrazados, individualmente o integrando las mafias:
a)del despojo de la usura despiadada, asfixiando siempre a los que menos tienen;
b)a los traficantes de drogas, de vidas y órganos;
c)a los mercaderes de la muerte que andan vendiendo armas y artefactos de muerte en los conflictos en los que quienes son inocentes ponen sus vidas;
d)los genocidas que en el presente, y nuevas formas nos muestran que no sólo han quedado en la historia;
e)los malos conductores políticos que se anteponen a sus pueblos, a la constitución y a las leyes, como a los corruptos que  lucran y se burlan desde sus parcelas de poder;
f)a los dictadores que le niegan a sus pueblos su legítima libertad, propician las hambrunas que originan las diásporas desesperadas por buscar una esperanza que en sus patrias se les niega, y aquellos que tienen el insultante propósito de mantener dinastías nefastas para la humanidad...

Yo sé que Ismael Blanco está bien intencionado en su artículo y que incluye conceptos que yo comparto, y habla por haber experimentado el dolor, pero como rozó una generalización, sentí la necesidad de aclarar algunos conceptos, no para confrontar con él que no es mi propósito, sino para compartir que yo me aferro a las esperanzas con mi optimismo radiante y cada día que pasa, me oriento más hacia la idea de que la capacidad humana pueda al fin salvarnos.

Me cuesta mucho doblegarme ante la desesperanza, pensando que el amor al fin, no dejará que su resplandor se apague, para que reinen sobre la faz de la tierra, las tinieblas del mal...

Y cuanto antecede, lo he expuesto aceptando lo que él afirma de que estamos "rodeados de perversidades, de jodidos cinismos y embusteros", que nos hacen trampas, que juran sus hipocresías y utilizan a Dios como más les conviene, como lo ha referido una frase tanguera: "un grupí  trampeó a Jesús...", "como la humillante presencia de aquellos que enarbolan banderas que son trapos descoloridos, raídos, y manoseados, porque quienes las enarbolan tienen ínfulas y soberbias de aurúspice o comendador" (yo agrego, tomándolo de la RAE: "arúspice, sacerdote que en la antigua Roma examinaba las entrañas de las víctimas, para hacer presagios".

Son sí los mediocres y malos de siempre, que ahora también se expresan con el fundamentalismo del terror.. Nada bueno. Son los "enterradores de sueños y porvenires".
Son los traidores de siempre, los que se venden por miserables treinta dineros.

Yo respeto las ideas políticas de Ismael y la de todos, pero no por ello legitimo los hechos que niegan los legítimos derechos de los demás, y que por lo general llevan adelante sus propósitos de cualquier modo como si fueran los dueños de la verdad, vulnerando las Constituciones y las leyes, creando divisiones y tensiones en sus pueblos...

Yo también me siento convocado por las planicies, no me atraen las cúspides amuralladas que están en el zenit de las pirámides, donde se refugia el "poder", el "tener", "repletos de oropeles y vanidades", y mucho más todavía encienden mis rebeldías y mis rechazos, cuando nadan en un mar de sobrevaloración y de humillantes desprecios y olvidos..., "que además le ponen trabas a los proyectos que aún están en mora..."

Yo también me quedo con quienes se queda Ismael Blanco, con los más humildes, que son los que más me convocan, me quedo con los pueblan los llanos, me quedo con los que han vivido sumergidos en el barro de las miserias, me quedo con los que nunca renuncian a luchar por la libertad que le da paso a la dignidad, y me quedo también, "a la espera del libro pendiente, deseando conocer las historias anónimas, de ese libro que se está por escribir", respetando siempre el supremo valor que representa la Verdad, cuando lo hacen desde el coraje, sin arrugarse nunca, hablando claro, definiendo a las cosas y personas por su verdadero nombre con todo lo que representan, también, desde la corresponsabilidad que jamás eludo, comprometido e involucrado, porque no quiero ni puedo vivir de otro modo, dado que mi conciencia no me lo perdonaría...

¡Joder..., que nos ha hecho pensar, Ismael!

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