martes, 17 de octubre de 2017

NUNCA AL PRECIO VIL DE LA NECESIDAD...

Comento por este medio al artículo "Reflexiones sobre dinero e izquierda", de su autor Esteban Valenti,  como también a comentarios que un amigo me hizo llegar por correo electrónico sobre ese tema:

"Amigo, tu contenido en ese correo, me sigue confirmando al ser que siempre conocí, con quien yo no renunciaría nunca a seguir caminando por los senderos de la vida, respetando sus ideas, más allá de que en algunas circunstancias, podamos mantener sesgos (no sustancias), no similares.

Comenzaré por decirte, Luis, que el artículo de Esteban Valenti, no me agrega nada nuevo, y tampoco me conforma (si al sustento del planteo se refiere), porque básicamente siempre me he posicionado en "el sentir profundo del uso" que cada quien haga con su dinero lo que desee, y "en la humanidad de sus propósitos", y no en el casillero político con el que se identifique...

Ahora siguiendo con tu correo, te comento que yo he conocido gente desde muy joven, que tenían mucho dinero ganado y acumulado, pero que tuvieron con mi padre la sensibilidad de ayudarlo (y no aplastarlo con su poder), facilitándole con sentido constructivo, crédito para su intento comercial complementario a su salario como peluquero de cuartel, sin manipularlo, sin aprovecharse de él, porque además, jamás mi padre canjearía venderse "al precio vil de la necesidad", testimonio-valor, que yo mamé desde niño...

¡Y cómo me sirvió a lo largo de la vida...!

Porque aprendí de él, y también de aquellos que lo ayudaron, que me han llevado a no generalizar.

Aprendí también a hacerme respetar, a valorar mi dignidad con coraje, a no tener miedo, como no lo tuve cuando recién nombrado subjefe en el Banco en el que ambos trabajamos, con cuatro años de antigüedad, un día me citaron a la Gerencia General y allí me esperaba A.P.L. (no vale ni la pena nombrarlo) uno de los poderosos directores del Banco,  para hacerme una oferta de trabajo con mucho más dinero que el que yo ganaba, con beneficios complementarios (vehículo y otras yerbas) para que yo me fuera a trabajar con él, con la condición de que fuera "exclusivamente para él".

Lo resumo: era uno más de los que estaban habituados a comprarlo todo (como tú lo dices, y con dinero por supuesto), y yo..., como te lo imaginarás, eso de "exclusivamente para él" retumbaba dentro de mí, porque yo querido amigo, siempre he estado determinado y convencido de que trabajo, "solamente para mí...".

Trabajé "en" el Banco, pero "para mí...", y por eso, tan sólo por eso, no le permití que me comprara...

No sé si alguna vez te he contado ese episodio, pero cuando me retiré de la Gerencia General, luego de "agradecerle" esa inoportunidad que me ofrecía, vi en sus ojos una mirada sorprendida, la de un hombre no acostumbrado a que alguien del llano al que orgullosamente pertenezco, le respondiera que NO a sus intentos...

Eso tuvo en mi opinión, secuelas, que ahora no vienen al caso, que luego me llevaron a renunciar al Banco, como una hoja más del pasado que se dan vuelta, para no leerlas nunca más...

Ahora estamos en otra cosa, sigamos con lo nuestro.

Las diferencias entre las personas, en mi opinión, nos las establece el dinero solamente, las manifiesta la personalidad de cada ser, la elevación que se haya forjado para su vida...

Ahora, es verdad como tú lo refieres, que nos pretenden manipular, que no pesamos mucho en el devenir político, que sólo con el voto no es suficiente, y nos debería llevar a comprometernos e involucrarnos más en aras del despertar individual y colectivo.

Hay depredadores rodeándonos, pero son víctimas de ellos, quienes se dejan depredar...

Te aseguro que yo a mi modo lo intento, jamás me he sentido desfallecer en mis propósitos, jamás me he permitido la complicidad de silenciarme con cobardía, y mucho más todavía, cuando percibo las trampas que nos montan, y las endemias y sus metástasis, que van minando a los colectivos sociales en distintas partes del mundo, inoculándonos sin anestesia, miserias, desesperanzas, en este mundo materialista, tan carente de espiritualidad...

Que hay injustas diferencias, por supuesto que las hay, como tú lo saben muy bien.

En ese sesgo de Esteban Valenti que tú citas, me aproximo un tanto más a él, justamente porque defiendo que el ser humano no puede dejarse manipular, no debe ser menospreciado por aquellos que hacen uso de la cultura del mercado y del descarte, como si el individuo sea un producto más en las góndolas cuyo vencimiento se aproxima...

Haces referencias muy valiosos de los tuyos y del pasado, en las solidarias actitudes que se ofrecían recíprocamente, en los hábitos que se han perdido, y yo agrego: en los valores que se han debilitado en el cotidiano vivir.

No estoy muy convencido de los "corruptos" que trabajan para que otros se beneficien. Hay muchos seres que lo hacen, porque no han logrado otras alternativas. Por eso insisto tanto en el techo que los realistas le ponen a la vida de tantos semejantes, y en la importancia esencial de no claudicar, y jamás nunca dejar de soñar...

Todo ha cambiado, Luis, ahora todo es vértigo, la inmediatez se impone cuando el amor se ausenta, y los miserables se aprovechan bien de todo ello...

No podemos renunciar a un transformación salvadora, que lleve al hombre a una resurrección cotidiana, y así no crezca el engaño, para que los inocentes pongan los muertos en las guerras, y para que un despertar se lleve por delante como si fuera un tsunami arrasador, el oscurantismo cultural con el gran apagón de los colectivos sociales que nos avergüenzan y que presenciamos en vivo y en directo sobre la faz de la tierra..." 


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