sábado, 1 de julio de 2017

EL ESCÁNDALO NO PUEDE SER "ORGULLO"...

Antes que nada, aclaro que cada quien tiene el derecho de vivir y adoptar los hábitos o comportamientos sexuales que sienta y desee, en aras de su libre albedrío.

Pero pienso que se legitiman totalmente cuando se expresan en la intimidad, sin tener necesidad de manifestarlos en forma escandalosa y exagerada, hiriendo la dignidad de la especie...

Porque se debe proteger y respetar la naturaleza individual, enalteciendo la intimidad, defenderla incluso sin exponerla al expolio de terceros y vivirla como debe ser, dignamente, con la grandeza de saber procesar las etapas difíciles y muy duras de la incomprensión, de las intolerancias, de la transición personal y singular de cada quien hasta definir su universo corporal y sexual, sin que los de afuera intervengan en ninguna de las etapas de sus vidas...

La preocupación que siento no es por mí, puesto que en el largo vivir aprendí a endurecer mi propia coraza para que no me entren ni las balas, y mucho menos todavía, los dardos conceptuales hirientes que intenten descalificar los míos, puesto que me he aferrado a forjarlos a fuego desde temprana edad... , y hasta me he preparado para esquivarlos, siempre respetando los límites y a mis semejantes.

Quienes en realidad me preocupan son quienes vienen detrás, porque las manifestaciones  de algunos de los que para mí expresan su "orgullo", no brindan testimonios ni modelos constructivos a seguir, sino el "cambalache" hiriente de una declinación de los valores, cuando las actitudes claudican ante el descalabro incomprensible de una confusión generalizada que deja a un lado lo esencial (el derecho de cada quien de vivir y adoptar los hábitos que desee para su vida y que en la intimidad pueden legítimamente conservar), al canjearlo por la grosería exterior de una desfachatez (en su imagen y sus gestos) innecesaria y perniciosa, que hiere sensibilidades, y nada bueno le brinda a quienes son las esperanzas de un mañana mejor, que les observa el rumbo confuso, frívolo, sin ningún modelo a imitar para conquistar un destino, arriesgando con sus excesos la libertad que pierden para liberarse de los barrotes de su propia y errática esclavitud..., porque llegar al escándalo como lo muestran algunos, no puede ser "orgullo"...

Para defender la naturaleza de su inclinación sexual, sean lesbianas, gay, o transexuales, no es necesario llegar a la exageración, del mismo modo que quienes no son tales, lo hacen viviendo la sencillez de lo que son sin el apremio de manifestarse en forma pública con posturas colectivas que su naturaleza no les demanda...

Sin embargo, y lo lamentamos,  los participantes del "orgullo" tienen espacios en los medios de comunicación, son noticia, mueven el consumo, le dan oxígeno al mercado, abren las rendijas donde se cuelan sus reclamos, más allá de que no brillen tanto sus antorchas, ante otra realidad que azorada contempla cómo se acrecientan los desvíos y se apartan de la sencillez que debería ser irrenunciable rectora cuando de defender los derechos se trate, sin tantos aspavientos exagerados y por ello, inconducentes..., cuando hasta conquistas legales y por tanto jurídicas han logrado por el reconocimiento de sus hábitos que no se les niega...

Entonces, a no exagerar, a no poner en riesgo el respeto por los límites, y a no confundir a los que no piensan ni viven como ellos, que también tienen sus derechos, y no los pueden aturdir con sus excesos y en algún caso, con posturas imprudentes y desaconsejables...








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