jueves, 9 de febrero de 2017

UN RESPLANDOR MULTIPLICADOR...

Jamás he encarado nada con la insensatez de "quedar bien" frente a los demás.

Necesito sí, quedar bien conmigo, con la tranquilidad de conciencia de cumplir y responder a los diversos llamados que me convocan que por otra parte son y han sido, los motivos que en el largo caminar me tienen prendido a la vida...

Yo le doy gracias al renacer cotidiano, al comprobar de qué modo se ha arraigado en mí el resplandor multiplicador de mis ansiedades, las que  jamás me abandonan si de entregar mi ser se trata en mi obrar con los propósitos que iluminan mi existencia.

En mi más íntimo relicario, atesoro la sencilla virtud de ser útil, y devolver lo mucho que se me ha dado y permitido, sin caer en la declinación absurda de dejar contento a nadie, cuando lo esencial es mantener con firmeza, ya desde temprana edad, mis propias convicciones...

He recorrido los senderos de la vida optando siempre por dejar a un lado las engañosas sombras donde suelen esconderse las debilidades humanas, las apariencias, las mentiras, las maldades que nos mienten y nos mentimos, las malas intenciones de quienes no se han forjado en el yunque que moldea con rigor, exigiendo el alto precio de sangre, sudor y lágrimas...

No ha sido fácil, pero es posible si uno lo intenta, y se rescata para no ser víctima de las turbulencias.

Luego, queda el rico residuo de no tener cargos de conciencia, que no es negativa conformidad, sino un estado del alma que permite mirar hacia lo alto, siempre, para no torcer el rumbo hacia el que paso a paso nos podremos aproximar a la certeza de conquistar nuestra salvación... 

Nada es un regalo que nos "venga de arriba", sino, sencillamente: legítima conquista.








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